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Manejando el irrespeto

Por Alice Crider

Dos de tus hijos están peleando, el otro no recogerá sus juguetes y tu adolescente reveló el tatuaje que se acaba de hacer sin tu permiso. Estás exhausta y todo lo que quieres es paz. No estás sola. Por mucho, disciplinar a los niños es un reto diario. Cuando se refiere a disciplina en mi casa, solo tengo una regla: respeto.

El irrespeto es la raíz principal de la desobediencia. Mirando a través de las escrituras, Adán y Eva pecaron porque no respetaron las instrucciones de Dios. Caín mató a Abel porque no respetó la vida de su hermano. La mentira, el robo, el vandalismo, la lucha y la desobediencia podríamos decir que, de alguna manera derivan de una actitud de irrespeto hacia algo o alguien. Cuando tu pequeño le jala la cola al perro o tu adolescente te retuerce los ojos, eso es – lo adivinaste – irrespeto.

Cuando corrijas a tu hijo o hija, señala cómo las palabras o los gestos fueron irrespetuosos y luego pídele que piense en algo que él, o ella, pudo haber hecho o dicho que hubiera podido ser más educado. De esta manera, no sólo estás corrigiendo el comportamiento inapropiado, también provees oportunidades para que tu hijo aprenda y practique habilidades de vida muy valiosas.

Hacerlo juntos
Cualquiera que sea la forma de disciplina que escojas, adminístrala con respeto. Tu hijo o hija no va a aprender nada si tú pierdes la calma. Si quieres que él o ella sea respetuoso entonces tú tienes que modelar respeto. Fíjate en tu tono de voz en todo momento, especialmente cuando ella, o él, está actuando. Háblale como el individuo valioso que es y no como a un endurecido criminal.

Cuando mis hijos eran más jóvenes, a menudo me oían decir, “No tienes que estar de acuerdo conmigo y no tengo que agradarte ahora, pero vas a ser respetuoso.” Ellos saben que no aceptaré menos y saben que yo les mostraré respeto. Cuando la situación es sobre otros, mi respuesta es, “Nuestra familia trata a las persona (o a los animales o las posesiones) con respeto.”.

Al usar “nosotros,” dejas a tu hijo saber que tu corrección no es sólo sobre él o sobre ella y una infracción. Vivir respetuosamente es apegarse a una norma que es buena para todos. No tienes que memorizar una larga lista de reglas. No tienes que examinar cada incidente para averiguar cual regla se rompió para que puedas decidir qué hacer al respecto. Al hacer el respeto tu única norma no negociable, reduces la complejidad de obedecer.

La recompensa

Enfatizar en el respeto y en honrar a las personas son conceptos bíblicos. A los cristianos se les dice que respeten la ley (Proverbios 13:13), que honren a sus padres (Deuteronomio 5:16) y que vivan vidas merecedoras de respeto (1 Tesalonicenses 4:11-12). Con el respeto entretejido en la Biblia, no es sorpresa que sea una base sólida para la familia y que ofrezca una recompensa significativa.

Cuando puse una norma de respeto en mi hogar la recompensa fue una mejora en las relaciones. Mis hijos se convirtieron en personas que me gusta tener cerca. Ellos confiaban en mí como alguien que los respeta y cree en ellos. La paz reina y la comunicación fluye entre nosotros.
Ahora bien, yo no hice esto sola. Dios ha sido mi guía y mi apoyo. Su sabiduría y su fortaleza me llevaron a través de momentos en los que me sentí muy cansada para seguir adelante. Su gracia hizo la diferencia cuando me quede corta. Y por último, Él fue mi inspiración para mi norma de respeto.