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¿Cuándo fueron escritos los evangelios y por quién?

¿Cuándo fueron escritos los evangelios y por quién?

Por, Matt Slick

Determinar la fecha de los evangelios es muy importante. Si se puede establecer que los evangelios fueron escritos antes del año 70 d.C., entonces, tendríamos buenas razones para creer que quienes los escribieron fueron los mismos discípulos de Jesús; así, su fiabilidad, autenticidad y exactitud serán mejor apoyadas. Además, si los evangelios hubieran sido escritos en una época más temprana, esto significaría que no habría habido suficiente tiempo para que el mito entrara en los registros de los evangelios, ya que los mismos, testimoniaban de la vida de Cristo y la razón por la que estos se escribieron. Aún más, aquellos en contra de Cristo y del naciente cristianismo, y que estaban vivos al momento de los eventos, hubieran podido argumentar los registros de los evangelios; pero como no tenemos escritos contradictorios acerca de estos, tanto la autoría temprana, como también la autoría apostólica, se volvería aún, más fundamental.

Lucas y Hechos: La destrucción del templo en el año 70 d.C.

Ninguno de los evangelios menciona la destrucción del templo judío en el año 70 d.C. Esto es significativo ya que Jesús había profetizado su destrucción: “Y a unos que hablaban de que el templo estaba adornado de hermosas piedras y ofrendas votivas, dijo: 6 En cuanto a estas cosas que veis, días vendrán en que no quedará piedra sobre piedra, que no sea destruida.” (Lucas 21:5-6, ver también Mateo 24:1; Marcos 13:1). Esta profecía fue cumplida en el año 70 d.C. cuando los romanos saquearon a Jerusalén y quemaron el templo. Al hacerlo, el oro del templo se derritió entre las paredes de piedra y los ambiciosos romanos removieron piedra por piedra estas paredes para obtener así el oro derretido. Tan claro cumplimiento de la profecía de Jesús hubiera tenido que ser registrado por los escritores de los evangelios si ellos hubieran escrito después del año 70 d.C. Además, si los evangelios fueran inventos de eventos míticos o leyendas, entonces, todo aquello usado para reafirmar las reclamaciones mesiánicas, tales como la destrucción del templo como la profetizó Jesús, seguramente habría sido incluido. Pero el hecho de que no se incluyeron, sugiere que los evangelios; por lo menos el de Mateo, Marcos y Lucas, fueron escritos antes del 70 d.C.

De igual manera, este argumento es importante cuando consideramos la fecha del Libro de los Hechos, el cual fue escrito después del evangelio de Lucas, siendo Lucas el autor de ambos. Hechos es el relato histórico de la iglesia cristiana después de la ascensión de Jesús. Este libro, tampoco menciona los eventos increíblemente significativos del año 70 d.C., los cuales hubieran sido extremadamente relevantes y proféticamente importantes y naturalmente, se hubieran tenido que incluir en este libro si estos hubieran sucedido antes de que Hechos hubiera sido escrito. Recuerde que Hechos es un libro que trata acerca de la historia temprana de la iglesia. El hecho de que la destrucción de Jerusalén y del templo –eventos significativamente importantes– no se hayan registrado, es un fuerte indicio de que Hechos fue escrito antes del 70 d.C. Si a esto le agregamos el hecho de que no incluye los registros de “la persecución por parte de Nerón a los cristianos en el año 64 d.C. o la muerte de Santiago (62 d.C.), Pablo (64 d.C.), y Pedro (65 d.C.)”1 tenemos entonces evidencias adicionales de que fue escrito mucho antes que los eventos antes mencionados y no mucho después de la ascensión de Jesús al cielo.

  • Hechos 1:1-2: «El primer registro que compuse, Teófilo, acerca de todas las cosas que Jesús empezó a hacer y a enseñar, 2 hasta el día en que fue tomado arriba, después de que había dado órdenes por el Espíritu Santo a los apóstoles a quienes Él había escogido.»

Muchos eruditos afirman que Hechos fue escrito por Lucas y que Teófilo (del griego “Dseófilos”, “amigo de Dios”), «podría haber sido el patrón de Lucas el cual financió el escrito de Lucas y Hechos.»2 Esto significa que el evangelio de Lucas fue escrito antes que Hechos (Hch 1:1).

  • «El Libro de Hechos no pudo haber sido escrito antes de la señal cronológica que se encuentra en el libro—la de Festo señalado como procurador (24:27), la cual, y con base en fuentes independientes, parece haber ocurrido entre los años 55 y 50 d.C.»3
  • «Es cada vez más aceptado que el Documento Q, el cual data de una época temprana, antes del 50 D.C., como el evangelio de Marcos y Hechos, escrito por Lucas, fueron escritos cuando Pablo todavía se encontraba vivo. El evangelio de Lucas es antes que Hechos (Hch 1:1). La fecha de Hechos todavía se encuentra en disputa, pero la más temprana (cerca del año 63 d.C.) está ganando aceptación.”4

Para claridad, se supone que Q es una de las fuentes documentales usadas tanto por Mateo como por Lucas para escribir sus evangelios. Si Q realmente existiera, entonces esto llevaría a los primeros escritos de las palabras y hechos de Cristo aún más en el pasado, disminuyendo así el tiempo, para que el mito hubiera entrado lentamente de manera tal, que le agregaría validez y veracidad a los registros de los evangelios. Si es verdad lo que se dice en Hechos, esto podría significar que Lucas escribió, por lo menos, antes del 63 d.C., y posiblemente antes, entre el 55 al 59, ya que Hechos es el segundo en la serie de escritos de Lucas. Esto significaría que el evangelio de Lucas fue escrito dentro de los siguientes treinta años después de la muerte de Jesús.

Mateo

La iglesia primitiva en forma unánime, sostiene que el evangelio de Mateo fue el primer evangelio escrito por el apóstol del mismo nombre (Mateo 10:2-4: “Los nombres de los doce apóstoles son estos: primero Simón, llamado Pedro, y Andrés su hermano; Jacobo hijo de Zebedeo, y Juan su hermano; 3 Felipe, Bartolomé, Tomás, Mateo el publicano, Jacobo hijo de Alfeo, Lebeo, por sobrenombre Tadeo, 4 Simón el cananista, y Judas Iscariote, el que también le entregó”). Finalmente, la prioridad de Mateo como el primer evangelio escrito ha llegado a estar bajo sospecha con relación a Marcos, el cual, es considerado por muchos como el primer evangelio escrito. Pero el debate está lejos de terminar.

El historiador Papias menciona  que el evangelio de Mateo estaba escrito originalmente en arameo o hebreo y le atribuía su autoría a Mateo, el apóstol.5

  • «Ireneo (alrededor del 180 d.C.) continuó con el punto de vista de Papias acerca de Mateo y Marcos agregando su creencia de que Lucas, el seguidor de Pablo, escribió en un libro el evangelio predicado por ese apóstol, y de que Juan, el Discípulo Amado, publicó su evangelio mientras estaba viviendo en Asia. En el tiempo de Ireneo, Hechos también fue relacionado con Lucas, el compañero de Pablo.”6

Esto podría significar que si Mateo escribió originalmente en arameo, él podría haber usado a Marcos como guía, agregando y aclarando ciertos eventos como los recordaba él. Pero esto no se sabe con certeza.

La cita más temprana que se hace de Mateo se encuentra en Ignacio, quien murió alrededor del 115 d.C. Por lo tanto, Mateo estaba en circulación mucho antes de que Ignacio apareciera en escena. Las fechas, tan ampliamente variadas, sostienen como posible tiempo de los escritos de los evangelios los años del 40 al 140 d.C.  Pero Ignacio murió alrededor del 115 d.C. y él había citado a Mateo; por lo tanto, Mateo tuvo que haber sido escrito antes de que Ignacio muriera. Aun así, generalmente se cree que Mateo fue escrito antes del año 70 d.C. y tan temprano como el 50 d.C.

Marcos

Marcos no fue testigo ocular de los eventos de la vida de Jesús. Él, fue discípulo de Pedro e indudablemente fue Pedro quien le informó a Marcos de la vida de Cristo y le guió al escribir el evangelio conocido con su nombre.

  • «Papias reclamaba que Marcos el Evangelista, el cual nunca había escuchado hablar de Cristo, fuera el intérprete de Pedro, y que él cuidadosamente llevó un registro de todas las cosas que recordaba de la predicación de Pedro.»7

Generalmente se dice que Marcos fue el evangelio más temprano con una autoría del mismo entre los años 55 al 70 d.C.

Lucas

Lucas no fue testigo ocular de la vida de Cristo; él fue compañero de Pablo quien a su vez, tampoco fue testigo de la vida de cristo. Sin embargo, ambos tuvieron una gran oportunidad de conocer a los discípulos que sí conocieron a Cristo y aprendieron, no solo de ellos, sino también de otros en el área. Algunos podrían considerar esta situación como dañina en cuanto a la validez del evangelio, pero es todo lo contrario. Lucas fue un gentil convertido a Cristo el cual, estaba interesado en los hechos y debido a esto, habría, obviamente, entrevistado a los testigos oculares y escrito el registro del Evangelio, así como también, el de Hechos.

  • Hechos 1:1-3: “En el primer tratado, oh Teófilo, hablé acerca de todas las cosas que Jesús comenzó a hacer y a enseñar, 2 hasta el día en que fue recibido arriba, después de haber dado mandamientos por el Espíritu Santo a los apóstoles que había escogido; 3 a quienes también, después de haber padecido, se presentó vivo con muchas pruebas indubitables, apareciéndoseles durante cuarenta días y hablándoles acerca del reino de Dios.”

Note como habla Lucas: “a los apóstoles”, “a quienes”, “apareciéndoseles”; o sea, aquellos que habían tenido encuentros personales con Cristo. Lucas está simplemente narrando los eventos contados por los discípulos. Debido a que Lucas está de acuerdo con Mateo, Marcos y Juan y debido también a que no existe información contradictoria dada por los discípulos con relación a que Lucas no fuera veraz, y el hecho de que Lucas había demostrado ser un historiador muy veraz, podemos entonces concluir que el registro de Lucas es muy exacto.

En cuanto a la fecha del evangelio, Lucas fue escrito antes que el Libro de Hechos y éste, no menciona “la persecución de los cristianos por parte de Nerón en el 64 d.C., o las muertes de Santiago (62 d.C.), Pablo (64 d.C.), y Pedro (65 d.C.).”8

Por lo tanto, podemos concluir que Lucas fue escrito antes del 62 d.C.

  • “El evangelio de Lucas va antes que el Libro de los Hechos (Hch 1:1). La fecha de Hechos está todavía en discusión, pero la fecha temprana (alrededor del 63 d.C.) está ganando apoyo constantemente.»9

Juan

El escritor del evangelio de Juan fue obviamente un testigo ocular de los eventos de la vida de Cristo, ya que él habla desde la perspectiva de haber estado presente durante muchos de los eventos sucedidos en el ministerio de Cristo y demuestra un buen conocimiento de la geografía y costumbres de Israel.

El fragmento del papiro 52 de John Rylands encontrado en Egipto acerca del evangelio de Juan y fechado en el año 125-135 contiene porciones de Juan 18, versículos 31-33. 37-38. Es el último de los evangelios y parece haber sido escrito entre los años 80 y 89. Muchos eruditos dicen que éste fue escrito al inicio del 90. Esto significa que el lapso de tiempo entre el escrito original de Juan y su copia más temprana (fragmento) es de aproximadamente de 35 a 45 años.

Es importante hacer notar la falta de mención de la destrucción del templo judío en el 70 d.C., pero esto es entendible ya que Juan no se estaba enfocando en eventos históricos y escribió el evangelio tal vez unos 20 años antes de la destrucción del templo. Juan se enfocó en el aspecto teológico de la persona de Cristo y enumeró Sus milagros y palabras que afirman la deidad de Cristo.

Aunque todavía existen algunos debates acerca de las fechas de cuándo los evangelios fueron escritos, estos, muy seguramente fueron terminados antes de que finalizara el primer siglo y fueron escritos por testigos oculares o bajo la dirección de testigos oculares.

  • 1. McDowell, Josh, «Una Defensa Lista» («A Ready Defense«) Thomas Nelson Publishers; Nashville, Tennesse., 1993, pág. 80.
  • 2. Walvoord, John F., y Zuck, Roy B., «Comentario del Conocimiento de la Biblia» («The Bible Knowledge Commentary«), Wheaton, Illinois: Scripture Press Publications, Inc. 1983, 1985.
  • 3. Mays, James Luther, Ph.D., Editor, «Comentario Bíblico Harper» («Harper’s Bible Commentary«), Nueva York: Harper y Row, Publishers, Inc. 1988.
  • 4. Robertson, A.T., «Una Armonía de los Evangelios» («A Harmony of the Gospels«), Harper & Row; Nueva York 1950. páginas 255-256.
  • 5. Douglas, J. D., Comfort, Philip W. & Mitchell, Donald, Editors, «Quién es Quien en la Historia Cristiana» («Who’s Who in Christian History«), Wheaton, Illinois: Tyndale House Publishers, Inc.; 1992.
  • 6. Achtemeier, Paul J., Th.D., «Comentario Bíblico Harper» («Harper’s Bible Commentary«), San Francisco: Harper y Row, Publishers, Inc. 1985.
  • 7. Douglas, Comfort, and Mitchell, 1992.
  • 8. McDowell, Josh, «Una Defensa Lista» («A Ready Defense«), Thomas Nelson Publishers; Nashville, Tennesse, 1993, pág. 80.
  • 9. Robertson, A.T., «Una Armonía de los Evangelios» («A Harmony of the Gospels«), Harper & Row; Nueva York, 1950. páginas 255-256.

La perseverancia da resultados

La perseverancia da resultados

Os digo, que aunque no se levante a dárselos por ser su amigo, sin embargo por su importunidad se levantará y le dará todo lo que necesite.
– Lucas 11:8

Si en 1 Timoteo 2:4 dice que la voluntad de Dios es que todos los hombres sean salvos, entonces ¿por qué no vemos a las multitudes perdidas nacer de nuevo todos los días? ¿Ha pensado usted en eso?

Yo sí, y al inquirir del Señor sobre este asunto me he dado cuenta de que en la mayoría de los casos se debe a que los que ya somos salvos no somos constantes cuando se trata de orar por los que no son salvos. En vez de perseverar en oración ante el Padre, intercediendo por ellos para que reciban el pan de la salvación, como lo hizo el hombre por su amigo en Lucas 11:8, nos damos por vencidos porque no vemos resultados inmediatos. No hemos llegado a entender que la perseverancia es la clave del éxito en la intercesión.

¿Por qué? Ciertamente no es porque tengamos que convencer a Dios de que cambie de opinión. Él nunca cambia, y ya ha tomado una decisión: que todos los hombres sean salvos.

La razón por la cual tenemos que perseverar en la intercesión es para poner presión en las fuerzas demoníacas que tratan de impedir que la voluntad de Dios se cumpla. Esas fuerzas deben ser anuladas mediante la oración para así poder derribar las fortalezas y quitar las vendas espirituales de los ojos de la gente por la cual estamos orando.

Dios no hará nada en contra de la voluntad de las personas, pero sí intervendrá en respuesta a la intercesión que hagamos para darse a conocer a ellos. En respuesta a nuestras constantes oraciones Dios les mostrará la necesidad que tienen de Él, entonces, le buscarán, y el renacimiento espiritual se hará una realidad.

Si usted está cruzado de brazos esperando que Dios salve a la tía María o al tío Jaime o a su mejor amigo, deje de esperar con los brazos cruzados y empiece a interceder por ellos.

Persevere en la oración. Haga la oración de Efesios 1:16-23 por ellos y no se dé por vencido hasta que estén salvos en el reino de Dios. Jesús entregó su vida para que ellos puedan ser salvos. La pregunta es, ¿lo hará usted?

Job 2

Job capítulo 2

1 Aconteció que otro día vinieron los hijos de Dios para presentarse delante de Jehová, y Satanás vino también entre ellos presentándose delante de Jehová.

2 Y dijo Jehová a Satanás: ¿De dónde vienes? Respondió Satanás a Jehová, y dijo: De rodear la tierra, y de andar por ella.

3 Y Jehová dijo a Satanás: ¿No has considerado a mi siervo Job, que no hay otro como él en la tierra, varón perfecto y recto, temeroso de Dios y apartado del mal, y que todavía retiene su integridad, aun cuando tú me incitaste contra él para que lo arruinara sin causa?

4 Respondiendo Satanás, dijo a Jehová: Piel por piel, todo lo que el hombre tiene dará por su vida.

5 Pero extiende ahora tu mano, y toca su hueso y su carne, y verás si no blasfema contra ti en tu misma presencia.

6 Y Jehová dijo a Satanás: He aquí, él está en tu mano; mas guarda su vida.

7 Entonces salió Satanás de la presencia de Jehová, e hirió a Job con una sarna maligna desde la planta del pie hasta la coronilla de la cabeza.

8 Y tomaba Job un tiesto para rascarse con él, y estaba sentado en medio de ceniza.

9 Entonces le dijo su mujer: ¿Aún retienes tu integridad? Maldice a Dios, y muérete.

10 Y él le dijo: Como suele hablar cualquiera de las mujeres fatuas, has hablado. ¿Qué? ¿Recibiremos de Dios el bien, y el mal no lo recibiremos? En todo esto no pecó Job con sus labios.

11 Y tres amigos de Job, Elifaz temanita, Bildad suhita, y Zofar naamatita, luego que oyeron todo este mal que le había sobrevenido, vinieron cada uno de su lugar; porque habían convenido en venir juntos para condolerse de él y para consolarle.

12 Los cuales, alzando los ojos desde lejos, no lo conocieron, y lloraron a gritos; y cada uno de ellos rasgó su manto, y los tres esparcieron polvo sobre sus cabezas hacia el cielo.

13 Así se sentaron con él en tierra por siete días y siete noches, y ninguno le hablaba palabra, porque veían que su dolor era muy grande.

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Comentario a Job 2

Fuente: «Comentario Exegético-Devocional A Toda La Biblia.» Libros poéticos – Job -Tomo-2.

Job había dejado a Dios en muy buen lugar tras el reto que le había lanzado Satanás acerca de él. Habría de esperarse que con esto se cerrase el desafío y nunca más volviese a poner en duda la reputación de Job; pero no es así.

I. Satanás postula una nueva prueba que toque a Job en su propia carne y en sus propios huesos (vs. 1-5).

II. Dios la permite por sus santos designios (v. 6).

III. El diablo hiere a Job con una enfermedad repugnante y dolorosa (vs. 7,8).

IV. Su propia mujer le induce a maldecir a Dios, pero él resiste la tentación (vs. 9,10).

V. Sus amigos vienen a condolerse con él y a consolarle (vs. 11-13). Y en todo esto, este buen hombre nos da un maravilloso ejemplo de paciencia en medio de horribles sufrimientos.Versículos 1-6

Satanás está decidido a poner de nuevo a prueba la paciencia de Job.

I. El demandante ante el tribunal de Dios hace de nuevo su aparición en escena (vs. 1,2), como lo había hecho anteriormente (1:6-7). Los ángeles están en torno al trono de Dios, y Satanás está entre ellos. Le es formulada la misma pregunta de antes: ¿De dónde vienes ? Y responde de la misma manera: «De dar una vuelta por la tierra y pasearme por ella» ¡Como si no hubiese estado haciendo ningún daño!

II. El juez le interroga como antes: «¿No te has fijado en mi siervo Job. etc» (v. 3) pero esta vez, añade: «…Y que todavía retiene su integridad, aun cuando tú me incitaste contra él para que lo arruinara sin causa ?» ¡Gran bendición para nosotros es no tener por jueces de nuestros actos a demonios ni a seres humanos, pues, con justicia o sin ella, quizá nos destruirían! Afortunadamente, nuestro juicio procede de labios de Dios, quien todo lo conoce y a quien nadie puede engañar ni sobornar. A pesar del tremendo ataque del diablo, Job es ensalzado por Dios por conservar su integridad.

La constancia es la corona de la integridad.

III. El diablo prosigue adelante en su acusación (v. 4): «Piel por piel, todo lo que el hombre tiene dará por su vida». Satanás presenta a Job tan egoísta como el común de los humanos, quienes prefieren exponer al peligro la piel de sus animales, de sus criados y aun de sus hijos, antes que perder su propio pellejo. Por eso, lanza un nuevo reto para poner a prueba la integridad de Job (v. 5): «Toca su hueso y su carne y (verás) si no te maldice a la cara» (lit.). No hay cosa que tanto contribuya a oscurecer la mente y a destemplar el genio como un dolor agudo. El propio apóstol Pablo hallaba gran dificultad en soportar su espina en la carne , y sólo consiguió aguantarla con una gracia especial del Señor (2 Co. 12:7-9).

IV También esto se lo permite Dios a Satanás, aunque con cierta restricción (v. 6): «Está en tu mano; pero guarda su vida. Puedes afligirle cuanto quieras, con tal de que no lo mates.». Puesto que el hebreo nephesh, como el griego psyché, significa tanto «alma» como «vida», podemos aventurar que Dios prohibió a Satanás dañar a Job con una enfermedad psíquica que le hubiese reducido a la condición de piltrafa humana, pues Job habría perdido entonces toda responsabilidad y sobraría el resto del libro.Versículos 7-10

Una vez que obtuvo el permiso de Dios, el diablo se puso a trabajar de inmediato en su oficio sin perder tiempo. Su tentación va a tomar ahora la forma, en cierto modo, de la que llevó a nuestros primeros padres a desobedecer a Dios al perder la confianza en él (Gn. 3). Si logra Satanás que Job llegue a desconfiar de la providencia de Dios habrá ganado la apuesta.

I. El diablo provoca a Job por medio de una repugnante enfermedad, con la esperanza de que así maldecirá a Dios cuando se vea a sí mismo hecho una piltrafa (vv. 7,8).

1. La enfermedad con que hirió Satanás a Job era muy grave, dolorosa y repugnante (v. 7): Hirió a Job con unas llagas malignas desde la planta del pie hasta la coronilla de la cabeza. EL vocablo hebreo shejín significa siempre una erupción y puede designar una extensa gama de enfermedades de la piel. Esta erupción era, según el texto, maligna (hebreo ra ) y le cubría desde la planta del pie hasta la coronilla de la cabeza.

2. En lugar de hallar algún remedio medicinal para la enfermedad, Job usaba un trozo de tiesto para rascarse con él (v. 8) ¡Triste de verdad era la condición de este pobre hombre! Incluso el mendigo Lázaro sentía algún alivio con la lengua de los perros que le lamían las llagas (Lc. 16:21), pero Job no disponía de ningún alivio. A pesar del mucho bien que había hecho a muchos, nadie era tan agradecido como para acercarse a él y tratar de aliviarle el picor o el sufrimiento, ya fuese por repugnancia o por el temor al contagio. Así que pasaba día y noche fuera de la ciudad, sentado sobre el montón de cenizas resultantes de la combustión de las basuras del vecindario. El texto hebreo menciona sólo las cenizas, pero la versión de los LXX especifica lo de la basura (Vea en cursiva en la RV 1977. Nota del traductor). En lugar de reposar confortablemente en un blando lecho, su cama-diván era la ceniza de las basuras del lugar.

II. Pero la tentación más grave, a no dudar, le vino de su propia mujer (v. 9): «¿Aun persistes en tu integridad ?» -le dijo- «Maldice (lit. bendice, según lo explicado en el comentario a 1;11) a Dios y muérete». De todo cuanto poseía, lo único que le fue preservado a Job fue su mujer. Aunque los designios de Dios fuesen benignos en este caso, la razón por la que Satanás no se la quitó fue, por lo que se ve, para que le sirviera de instrumento de tentación. Siempre que Satanás deja de llevarse algo que le ha sido puesto en las manos es porque sabe que puede usarlo para mayor mal. Véase cómo le habla a Job su propia mujer:

1. «¿Aun persistes en tu integridad?». Como diciendo: «¿Eres tan manso, tan cobarde y tan necio como para someterte a un Dios que, en lugar de premiar tus servicios con señales de su favor, te azota sin compasión no habiéndole tú provocado con ningún pecado? ¿Es todavía un Dios digno de que se le sirva, se le bendiga y se le ame?».

2. Le urge a que abandone todo ejercicio de piedad, blasfemando de Dios y lanzándose a la desesperación: «Maldice a Dios y muérete». Como diciendo; «Ya que tu Dios se porta así contigo, sé tú tu propio redentor siendo tu propio ejecutor ¡termina de una vez con tus sufrimientos quitándote la vida, pues es preferible morir antes que vivir de esa manera! Nótese que aquí tenemos dos de las más negras y horribles tentaciones de Satanás. Nada tan contrario a la conciencia natural como la blasfemia; y nada tan contrario al sentido natural como el suicidio. Con todo es probable que la frase de la mujer de Job no haya de tomarse como incitación al suicidio, sino somo efecto seguro de haber maldecido a Dios. (Nota del traductor).

III. Pero Job resiste bravamente y triunfa también de esta tentación (v. 10).

1. Se indigna sobremanera de que se le haya mencionado una cosa tan horrible: «¡Cómo! ¿Maldecir a Dios? ¡Ni pensarlo! Vete de mí. Satanás » (Lc. 4:8). En otras ocasiones, había soportado mansamente la conducta poco amorosa de su mujer (v. 19:17). Pero ahora que le inducía a maldecir a Dios, se disgustó mucho y le echó en cara sus malas palabras. En una casa donde había reinado la prosperidad junto con la piedad, la mujer de Job no tendría mucho empacho en ser su «ayuda idónea •» (Gn. 2:18). Pero ahora que la tribulación más tremenda se había abatido sobre el hogar, ella no supo reaccionar con el mismo temple de ánimo de su esposo. La aflicción mostró que sus caracteres respectivos eran diametralmente opuestos. Si Eva resultó ser «tentación idónea» en Gn. 3:6, ¿qué se puede esperar de las hijas de Eva que no sean buenas hijas de Dios? Cuando Pedro hizo de Satanás con Cristo, el Señor le dijo lisa y llanamente: «me eres tropiezo» (Mt. 16:23).

2. Razona con su mujer contra la tentación: «¿Qué? ¿Aceptaremos de Dios el bien, y el mal no lo aceptaremos?». Así hemos de tratar de convencer a aquellos a quienes reprendemos. No sólo habla de «soportar», sino de «aceptar» el mal. Como diciendo: «¿No habremos de esperar el recibirlo? Si Dios nos da tantas cosas buenas, ¿nos vamos a sorprender o pensar que es extraño el que nos envíe aflicciones para probamos?» (v. 1 P. 4:12). El vocablo original indica que también la aflicción se ha de recibir como un don, ya sea si se padece por una buena causa (Fil. 1:29), como si es en castigo de nuestros pecados (Lv. 26:41). sometiéndonos siempre de buena gana a la voluntad de Dios. Lo que es aflicción para el cuerpo es con frecuencia un bien para el alma: algo que, aunque entristezca el rostro, mejora el corazón.

IV. De esta manera se mantuvo Job firme en su integridad, y fue derrotado el diablo en sus malévolos designios: En todo esto no pecó Job con sus labios. Triunfó la gracia de Dios e impidió que brotase alguna raíz de amargura para estorbarle y contaminarle (He. 12:15).Versículos 11-13

Relato de la visita que tres amigos le giraron a Job durante su aflicción. Algunos de entre sus enemigos disfrutaban al verle así afligido (v. 16:10; 19:18; 30:1; etc.). Pero sus amigos se preocuparon por él y trataron de consolarle. Se nombran aquí tres de ellos (v. II): Elifaz, Bildad y Zofar (mejor, Sofar). Como se ve por sus discursos, estos tres tenían bien ganada reputación de hombres sabios y rectos, además de la experiencia que les confería la edad (v. 32:6).

I. Job había contraído amistad con ellos durante su prosperidad. Uno de los grandes consuelos de la vida presente se cifra en la amistad de personas prudentes y virtuosas; el que tiene algunos amigos de esta clase debe estimarlos altamente. Parece ser que los tres amigos de Job eran descendientes de Abraham: Elifaz descendía de Teman, el nieto de Esaú (Gn. 36:11); Bildad (es probable), de Súa, hijo de Abraham y Cétura (mejor Quetura), como vemos en Gn. 25:1-2; En cuanto a Zofar (o Sofar), hay quienes aventuran la opinión de que es una variante de Sefó, descendiente de Esaú (Gn. 36:11). La preservación de tanta sabiduría y piedad entre quienes eran extraños al pacto de la promesa era una indicación de la bondad de Dios enttre los gentiles y un feliz presagio de que algún día habrían de tener acceso a la gracia del Evangelio, cuando fuese derribado el muro de separación en el futuro. Esaú fue rechazado; sin embargo, algunos de sus descendientes heredaron algunas de las mejores bendiciones.

II. Continuaron siendo amigos de Job en su adversidad, cuando la mayoría de sus allegados le habían desamparado (v. 19:14). Vinieron a compartir sus pesares, como antes habían venido a compartir con él sus consuelos. Son muchas las buenas lecciones que podemos aprender de las aflicciones ajenas, a fin de ganar en prudencia y seriedad. También cabe la oportunidad de decirles algo bueno que les ayude a soportar mejor los sufrimientos. De estos amigos, vemos:

1. Que vinieron llevados de su propio impulso, sin ser llamados (6:22). Vinieron con intención de consolarle, aunque resultaron malos consoladores, pues carecieron de tacto y de base sana al juzgar el caso.

2. Que cuando le vieron a cierta distancia, le hallaron tan desfigurado por las llagas que no lo reconocieron (v. 12) ¡Qué cambio tan grande produce en las facciones de una persona una grave dolencia o una aflicción torturadora! «¿Es posible que éste sea Job?», dirían. Pero no por eso se marcharon de allí con aprensión, sino que se quedaron con él tanto más enternecidos cuanto mayor era la miserable condición en que le veían. No cabe duda de que, al verlos venir y, sobre todo, al verlos llorar, se avivaría la pena de Job. Cada uno de ellos rasgó su manto, y los tres esparcieron polvo sobre sus cabezas hacia el cielo (lit.); esto es, al aire por encima de su cabeza. Eran señales corrientes de duelo. Es de suponer que se habían sentado con él a la mesa muchas veces, reclinados en sus divanes, cuando él gozaba de prosperidad. Ahora demuestran su amistad compartiendo también con él el asiento de cenizas: se sentaron con él en tierrra (v. 13).

3. Que resolvieron quedarse con él hasta que le viesen recuperado o finado. Siete días y siete noches permanecieron junto a él y ninguno le hablaba palabra. La razón, según el texto, es que veían que su dolor era muy grande. Esto concuerda con lo que, todavía en el siglo actual, acontece en algunas regiones árabes, según A. Musil. Cuando se alarga la enfermedad, «sacan los parientes al enfermo a las afueras del poblado, al sitio donde se amontonan los escombros, y allí, con cuatro estacas que sostienen un toldo, instalan un cobertizo en el que yace el enfermo día y noche. Luego que se extiende la noticia de la enfermedad, van los otros parientes y los conocidos a visitarle y forman un círculo alrededor del enfermo. En silencio, sin decir palabra, escuchan sus gemidos y quejas. Sólo si él les habla, responden y se lamentan de su suerte, pero no todos, sino los más ancianos; los demás apenas se atreven a añadir alguna palabra que otra». Además, este silencio les ayudaría a considerar y digerir lo que después habían de expresar como resultado de muchos y largos pensamientos.

Valores Fuertes que Sostienen La Visión

La lucha con la esclavitud sexual llega a un avance cuando un hombre finalmente tiene un asidero en el plan de Dios para su vida y cuando esta visión dada por Dios se ha hecho parte de su pensamiento. Sin embargo valores fuertes deben moldear los cimientos de esta visión, para que él triunfe en momentos de experimentar el fracaso interno debido a las presiones sexuales despiadadas.

Estando Alerta a Nuestros Límites.

Pedro declaró que, a nuestra fe básica tenemos que añadir no sólo el buen carácter y el conocimiento espiritual sino también la disciplina alerta y la paciencia apasionada. Ésta es la fotografía de un hombre, que bajo la intensidad de pasiones o emociones involucradas en una situación, perseveraba con sus convicciones. Es una fotografía de integridad bajo presión.

La idea de Pedro de paciencia apasionada tiene que ver con enfrentar valientemente los juicios y las tribulaciones que la vida nos trae, porque hemos captado la vista de algo mucho más grande que la inmediatez del momento. Es una fotografía de integridad en la mitad del dolor personal. Es estando alerta a nuestros límites y no yendo solo o fingiendo ser más de lo que nosotros somos.

El Alto Costo de dividir nuestra vida.

Dividir nuestras vidas en cuartos para no verla como un todo permite que nosotros sujetemos valores conflictivos y finjamos que nada está equivocado. La integridad que proviene Dios es cuando nuestros salones internos están en armonía con nuestras creencias más profundas. Cuando llevamos nuestras vidas con integridad, Dios es el cimiento de nuestra morada, no una habitación reservada para visitar en nuestros momentos más espirituales. La integridad es la clave para reconstruir la confianza que la esclavitud sexual ha devastado con su engaño.

Cuestiones Más Profundas

1. Impaciencia. El esperar es una de las herramientas más grandes de Dios para nuestro crecimiento. La paciencia desarrolla fuerza de carácter en nosotros. La integridad, o el desarrollo del carácter, comienzan con el esperar. Nuestra habilidad para retrasar el placer es una señal de madurez espiritual. Es en momentos ordenados por Dios de esperar que los propósito y el plan de Dios son revelados (Romanos 5: 3,4).

2. Frustración. A menudo cuando Dios nos habla en nuestras frustraciones, Él rara vez comienza con la cosa que más nos molesta. Más a menudo Dios nos desafía a que comprendamos su propósito en la mitad de nuestra frustración (Jueces 6: 11,12). Para comprender nuestro llamado dado por Dios, debemos primero mirar a nuestras frustraciones.

3. Derrota. La derrota causa sentimientos de que Dios terminó con nosotros. La experiencia de la derrota puede ser experimentada como un profundo sentimiento de fracaso de que no importa que tan duro uno lo haya intentado, el cambio nunca perdura. La derrota es una herramienta poderosa en el arsenal de satanás, donde los sentimientos de desesperanza y derrota contaminan nuestro sueño dado por Dios. La derrota a menudo precede el lanzamiento lejos de su integridad con desesperación de un hombre. El cambio duradero y la nueva vida son posibles cuando nosotros somos capaces como Pedro (Lucas 5:1, 2, 4, 5), ante nuestra decepción y derrota de decir, “No obstante.”.

No obstante me levanto y sacudo el polvo de mis vestidos y comienzo de nuevo.

Dios está en el trabajo de establecer valores en nuestra vida interna que dan fuerza a la visión de Dios para nuestra vida.

Pongamos todo lo que somos y todo lo que tenemos en la mano de Dios.

Bendiciones a granel

Leer Lucas 8:1-18

Les dijo también: Mirad lo que oís; porque con la medida con que medís, os será medido, y aun se os añadirá a vosotros los que oís.

– Marcos 4:24

¿Cuántas bendiciones va a recibir de la Palabra de Dios? Depende de cuántas espere recibir. Dios no lo medirá a usted de acuerdo a la medida que Él tiene, sino de acuerdo a la que usted le proporcione.

Por ejemplo, dos personas pueden oír la Palabra de Dios sobre la sanidad. Una la medirá con la fe: «¡Alabado sea Dios, por su herida fui sanado! «dirá-. Yo creo eso con todo mi corazón y voy a seguir creyéndolo hasta que sea sanado». La otra la medirá con duda: «No me importa cuántos versículos bíblicos cite «dirá-. Yo no confío en ese predicador. Voy a ver qué hay en este asunto de la sanidad, pero dudo mucho que esto sirva de algo».

Ambas personas recibirán exactamente lo que esperan. Dios les medirá conforme a la medida que ellas midieron la Palabra: una será sanada, la otra no.

Sin embargo, debo advertirle que a veces medir la Palabra con la fe es difícil. Hace años, cuando Gloria leyó por primera vez el pasaje: «No debáis a nadie nada», se sintió muy tentada a medirla como una maldición, no como una bendición. En ese tiempo vivíamos en una casita fea, y ella quería más que nada una casa nueva. ¿Cómo íbamos a comprar una casa decente sin pedir prestado? Parecía algo imposible. Así que, para ella, era como si ese pasaje hubiera dicho: «Gloria, tú no puedes tener una casa nueva».

Pero ella rehusó medirla de esa manera. Agarró al diablo por el cuello y le dijo: «¡Óyeme bien, tú no vas a estafarme quitándome esta casa!» Y comenzó a creer que Dios de alguna manera iba a darle una casa libre de deuda. Y, efectivamente, Dios lo hizo.

Si usted quiere recibir bendiciones a granel, empiece a ir a la Palabra de Dios con una canasta grande. Ponga una medida grande de fe en la mano de Dios. Él la llenará hasta que sobreabunde, y luego se la devolverá.

¿Como está tu fe?‏

El ascensor era muy lento; así que El tomo las escaleras. Tan rápido como le fue posible subío los escalones de dos en dos.

Lo habían llamado cuando estaba camino al hospital. Fueron pocas y concisas palabras. La comunicación se interrumpió antes de que pudiera hacer alguna pregunta.

Sin embargo, sonreía al subir las escaleras.

¿Por qué? No es que Hank fuera demasiado joven para morir de un ataque al corazón.

Yo sabía que había algo mejor.

Un ataque al corazón le puede ocurrir a cualquiera, a cualquier edad. Tampoco es que él fuera un firme creyente que sabría cómo asirse de las provisiones de la gracia sanadora.

Hank era un creyente joven. Yo lo conocía bastante bien. Le era difícil encontrar el evangelio de Juan y peor aun encontrar los pasajes sobre sanidad.

Sin embargo, yo sonreía.

¿Por qué? Porque estaba seguro de que Hank se recuperaría.

Esta seguridad no provenía de las breves palabras que me habían hecho correr al hospital.

Mi sonrisa no era por algún conocimiento médico, o por la ausencia del mismo.

Sonreía porque reconocía el don de fe.

No era la primera vez que me ocurría.

Me sucedió una ocasión cuando me arrodillé al lado de una niña de nueve años que la acababa de atropellar un camión.

Yo conducía mi auto detrás del camión que la golpeó.

Cuando la examiné parecía tener graves heridas.

El golpe le había deformado la cabeza.

Le salía sangre por el oído.

Pude escuchar los gritos de la madre en el fondo y las voces de la gente que pedían a alguien que llamara una ambulancia.

Sabiendo que no debía moverla le empecé a susurrar al oído:

«Vas a estar bien. El Señor se va a encargar de ti. Vivirás y sanarás completamente».

¡Era verdad!

Yo no estaba tratando de consolarla con palabras de ánimo.

De alguna manera sabía que se iba a recuperar por completo.

Yo había recibido el don de fe.

Ella se recuperó, así como también Hank.

Ojalá ocurriera siempre, pero no es así.

Aún las personas de gran fe deben admitir que aunque el don de fe no es raro tampoco es una experiencia común y corriente, es cuestión de voluntad.

El creyente elige creer lo que Dios ha dicho en su Palabra.

El Espíritu de Dios reparte dones a quien lo desee,  el don de la fe se manifiesta en una situación en que usted, algún otro cristiano o yo «aparece» como el instrumento que El ha elegido para ministrar ese «don».

1 Corintios 12:4-11

Ahora bien, hay diversidad de dones, pero el Espíritu es el mismo. Y hay diversidad de ministerios, pero el Señor es el mismo.

Y hay diversidad de operaciones, pero Dios, que hace todas las cosas en todos, es el mismo.

Pero a cada uno le es dada la manifestación del Espíritu para provecho.

Porque a éste es dada por el Espíritu palabra de sabiduría; a otro, palabra de ciencia según el mismo Espíritu;

a otro, fe por el mismo Espíritu; y a otro, dones de sanidades por el mismo Espíritu.

A otro, el hacer milagros; a otro, profecía; a otro, discernimiento de espíritus; a otro, diversos géneros de lenguas; y a otro, interpretación de lenguas.

Pero todas estas cosas las hace uno y el mismo Espíritu, repartiendo a cada uno en particular como él quiere.

¿Como esta su fe?

Si le falta fe, pidale a Dios que se la aumente.

Dios solo le pide que sea del  tamaño de un grano de mostaza.

Lucas 17:5-6

Dijeron los apóstoles al Señor: Auméntanos la fe.

Entonces el Señor dijo:

Si tuvierais fe como un grano de mostaza, podríais decir a este sicómoro: Desarráigate, y plántate en el mar; y os obedecería.

Una pasión

Lucas 14:25-35

Grandes multitudes iban con él; y volviéndose, les dijo:

Si alguno viene a mí, y no aborrece a su padre, y madre, y mujer, e hijos, y hermanos, y hermanas, y aun también su propia vida, no puede ser mi discípulo.

Y el que no lleva su cruz y viene en pos de mí, no puede ser mi discípulo.

Porque ¿quién de vosotros, queriendo edificar una torre, no se sienta primero y calcula los gastos, a ver si tiene lo que necesita para acabarla?

No sea que después que haya puesto el cimiento, y no pueda acabarla, todos los que lo vean comiencen a hacer burla de él,

diciendo: Este hombre comenzó a edificar, y no pudo acabar.

¿O qué rey, al marchar a la guerra contra otro rey, no se sienta primero y considera si puede hacer frente con diez mil al que viene contra él con veinte mil?

Y si no puede, cuando el otro está todavía lejos, le envía una embajada y le pide condiciones de paz.

Así, pues, cualquiera de vosotros que no renuncia a todo lo que posee, no puede ser mi discípulo.

Buena es la sal; mas si la sal se hiciere insípida, ¿con qué se sazonará?

Ni para la tierra ni para el muladar es útil; la arrojan fuera. El que tiene oídos para oír, oiga.

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Nechayev, un discípulo de Karl Marx del siglo XIX que participó en el asesinato del Zar Alejandro II, escribió: «El hombre revolucionario… no tiene intereses personales, asuntos comerciales, emociones, compromisos, propiedades ni nombre. Todo en él queda totalmente absorbido en el único pensamiento y la única pasión por la revolución».
Aunque sus motivos y sus metas estaban errados, la declaración de Nechayev muestra la determinación del compromiso.

Jesús quería un verdadero compromiso por parte de Sus discípulos. En Lucas 14, leemos que grandes multitudes se Le unieron en Su viaje hacia Jerusalén (v.25). Tal vez estos seguidores ocasionales se consideraban Sus verdaderos discípulos, pero Jesús enseñó que seguirle implicaba más que simplemente saber cosas sobre Él. Explicó lo que realmente significaba ser Su discípulo cuando definió el costo del discipulado: Nada, ni el amor de un padre o una madre, o incluso nuestra propia vida, había de tener prioridad sobre la lealtad a Jesús (vv.26-33). Sus discípulos (entonces y ahora) deben reconocer que, si Dios ha de ser fundamental en sus vidas, las posesiones e incluso las relaciones sociales tienen que ser secundarias.

Jesús llama a Sus seguidores a vivir absorbidos por un pensamiento y una pasión únicos y exclusivos: Él.

Nuestro amor a Jesús es la clave para la pasión espiritual.

Pablo en Efeso

Hechos 19:1-20

Aconteció que entre tanto que Apolos estaba en Corinto, Pablo, después de recorrer las regiones superiores, vino a Efeso, y hallando a ciertos discípulos,

les dijo: ¿Recibisteis el Espíritu Santo cuando creísteis? Y ellos le dijeron: Ni siquiera hemos oído si hay Espíritu Santo.

Entonces dijo: ¿En qué, pues, fuisteis bautizados? Ellos dijeron: En el bautismo de Juan.

Dijo Pablo: Juan bautizó con bautismo de arrepentimiento, diciendo al pueblo que creyesen en aquel que vendría después de él, esto es, en Jesús el Cristo.

Cuando oyeron esto, fueron bautizados en el nombre del Señor Jesús.

Y habiéndoles impuesto Pablo las manos, vino sobre ellos el Espíritu Santo; y hablaban en lenguas, y profetizaban.

Eran por todos unos doce hombres.

Y entrando Pablo en la sinagoga, habló con denuedo por espacio de tres meses, discutiendo y persuadiendo acerca del reino de Dios.

Pero endureciéndose algunos y no creyendo, maldiciendo el Camino delante de la multitud, se apartó Pablo de ellos y separó a los discípulos, discutiendo cada día en la escuela de uno llamado Tiranno.

Así continuó por espacio de dos años, de manera que todos los que habitaban en Asia, judíos y griegos, oyeron la palabra del Señor Jesús.

Y hacía Dios milagros extraordinarios por mano de Pablo,

de tal manera que aun se llevaban a los enfermos los paños o delantales de su cuerpo, y las enfermedades se iban de ellos, y los espíritus malos salían.

Pero algunos de los judíos, exorcistas ambulantes, intentaron invocar el nombre del Señor Jesús sobre los que tenían espíritus malos, diciendo: Os conjuro por Jesús, el que predica Pablo.

Había siete hijos de un tal Esceva, judío, jefe de los sacerdotes, que hacían esto.

Pero respondiendo el espíritu malo, dijo: A Jesús conozco, y sé quién es Pablo; pero vosotros, ¿quiénes sois?

Y el hombre en quien estaba el espíritu malo, saltando sobre ellos y dominándolos, pudo más que ellos, de tal manera que huyeron de aquella casa desnudos y heridos.

Y esto fue notorio a todos los que habitaban en Efeso, así judíos como griegos; y tuvieron temor todos ellos, y era magnificado el nombre del Señor Jesús.

Y muchos de los que habían creído venían, confesando y dando cuenta de sus hechos.

Asimismo muchos de los que habían practicado la magia trajeron los libros y los quemaron delante de todos; y hecha la cuenta de su precio, hallaron que era cincuenta mil piezas de plata.

Así crecía y prevalecía poderosamente la palabra del Señor.

Mateo 3:11

Yo a la verdad os bautizo en agua para arrepentimiento; pero el que viene tras mí, cuyo calzado yo no soy digno de llevar, es más poderoso que yo; él os bautizará en Espíritu Santo y fuego.

Marcos 1:4

Bautizaba Juan en el desierto, y predicaba el bautismo de arrepentimiento para perdón de pecados.

Marcos 1:7-8

Y predicaba, diciendo: Viene tras mí el que es más poderoso que yo, a quien no soy digno de desatar encorvado la correa de su calzado.

Yo a la verdad os he bautizado con agua; pero él os bautizará con Espíritu Santo.

Lucas 3:4

como está escrito en el libro de las palabras del profeta Isaías, que dice:
Voz del que clama en el desierto:
Preparad el camino del Señor;
Enderezad sus sendas.

Lucas 3:16

respondió Juan, diciendo a todos: Yo a la verdad os bautizo en agua; pero viene uno más poderoso que yo, de quien no soy digno de desatar la correa de su calzado; él os bautizará en Espíritu Santo y fuego.

Juan 1:26-27

Juan les respondió diciendo: Yo bautizo con agua; mas en medio de vosotros está uno a quien vosotros no conocéis.

Este es el que viene después de mí, el que es antes de mí, del cual yo no soy digno de desatar la correa del calzado.

La venida de Jesucristo

He aquí os doy nuevas de gran gozo, que será para todo el pueblo: que os ha nacido hoy, en la ciudad de David, un Salvador, que es Cristo el Señor.
Lucas 2:10-11

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Entre todos los acontecimientos que marcaron la historia del hombre no hay uno más importante que la venida de Jesucristo a la tierra. El Hijo de Dios “se despojó a sí mismo” para nacer como uno de nosotros.

Habría podido venir como un juez para condenar sin apelación a la humanidad que se había hundido en el mal y se había alejado de Dios. También habría podido venir como un justiciero para destruir a los hombres que se habían opuesto a Dios, a pesar de todo el bien que él les había hecho.

Pero Jesucristo vino como Salvador hasta nosotros. En nuestra tierra, donde generalmente cada uno trata de engrandecerse, él tomó el último lugar. Nació en un establo y siguió un camino de renuncia que lo condujo hasta la cruz, en la cual murió como un malhechor.

Cada uno de nosotros debe preguntarse por qué vino Jesucristo a esta tierra. ¿Por qué vivió una vida tan diferente de todas las demás? ¿Por qué se humilló hasta morir en una cruz? El amor es la respuesta a todas esas preguntas. Este es el motivo de toda su vida.

Hoy en día Jesús aún se presenta a nosotros como el Salvador. No espere para recibirle como tal, porque un día él se presentará como juez a aquellos que rechazaron su salvación. Entonces el primer cargo de acusación será el de haberle rechazado como Salvador.

La ascensión del Señor

(Jesús) alzando sus manos, los bendijo. Y… bendiciéndolos, se separó de ellos, y fue llevado arriba al cielo.
Lucas 24:50-51

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La actitud de Jesús frente a sus discípulos, en el momento de Su ascensión, conmueve el corazón. En este momento de separación, antes de dejar a sus amados en el mundo, una vez más los bendijo a todos.

Una maravillosa transformación se había efectuado en los discípulos gracias a todo lo que Jesús les había comunicado. A pesar de la partida de su Maestro muy amado, sus corazones desbordaban de gozo, mientras que antes de Su muerte, y después, estaban decepcionados y entristecidos. Fueran las que fueran las circunstancias que atravesaran los muy amados del Señor, ellos estaban llenos de acciones de gracias y de gozo porque lo conocían no sólo a Él, sino también Sus palabras inmutables. Pero ellos esperaban el hermoso momento en que sólo Él llenaría los corazones, en un mundo nuevo, donde no existirá separación ni motivo de tristeza.

Llenos de este gozo, los discípulos esperaron la llegada del Espíritu Santo. Desde el día de Pentecostés, en la abundancia de la vida divina y bajo la poderosa acción del Espíritu Santo, ellos cumplieron su servicio, haciendo, como Jesús se lo había dicho en Juan 14:12, obras mayores que Él mismo, aparte de la redención que sólo Él pudo cumplir.

El conocimiento del Señor debe producir en nosotros el deseo de aprender cada vez más de Él, hasta el día en que nuestro conocimiento sea perfecto; porque seremos semejantes a Él y le veremos tal como es (1 Juan 3:2).