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Un ateo niega que la lógica sea absoluta

Un ateo niega que la lógica sea absoluta

Por Matt Slick

Este diálogo es un gran ejemplo de la necesidad de usar la lógica y lo que sucede cuando las leyes de la lógica se ven socavadas. Rashbam, un ateo con quien ya había discutido con Matt Slick en otro diálogo, es brillante y sabe que si le concede a Matt que las leyes de la lógica son absolutas, estaría a la defensiva. En opinión de Matt, Rashbam trató con propósito de socavar la validez de la lógica para sostener su posición. Juzgue Ud. mismo en la medida en que lee el diálogo.

Matt: ¿Para qué evidencia? ¿Para la existencia de Dios?
Rashbam:
No estoy de acuerdo en que haya existido una petición de principio.
Matt: Si está interesado, le puedo ofrecer un argumento para la existencia de Dios. Es algo complicado pero vale la pena echarle un vistazo.
Rashbam: Espero que no sea uno de esos viejos y trillados argumentos (cosmológico, transcendental, etc.)
Matt: Pienso que el argumento cosmológico no ha sido trillado. Pero prefiero usar el argumento trascendental.
Rashbam: Un “trascendentalista”. Qué curioso.
Matt: ¿Le gustaría tratar y trillar el argumento trascendental?
Rashbam: No lo considero como un argumento coherente.
Matt: ¿Estaría de acuerdo conmigo que si hay dos opciones para explicar algo, y una de ellas se prueba como falsa, de esta manera y hablando lógicamente, la otra posición sería validada?
Rashbam: Bueno vamos a ver de qué se trata. Por ejemplo Matt, ¿sabe algo acerca de la mecánica quántica? ¿Acerca del hecho que pueden existir superposiciones lineales de estados físicos?
Matt: ¿Es Ud. un experto en mecánica quántica?
Rashbam: Sí, de hecho, soy experto. Doctorado en física y profesor de física.
Matt: Muy bien entonces. Esto será interesante. Supongo que lo que tratará y hará, es enterrarme en terminología esotérica y conceptos que Ud. conoce pero que yo no. Además, supongo que tratará de hacerlo para ganar un argumento. Aunque no se trata de ganar un argumento.
Rashbam: No. Pero será difícil si no conoce algo de lo básico.
Matt: Debido a que ambos estamos de acuerdo que la lógica es algo que debemos usar, vamos a discutir de la lógica. ¿Está de acuerdo en que la lógica existe?
Rashbam: No estoy seguro lo que quiere decir con esa declaración.
Matt: La lógica es algo que usamos en nuestros diálogos, proposiciones como “si entonces”, etc.
Rashbam: Pienso que la lógica es una forma de pensamiento.
Matt: OK. La lógica ES una forma de pensamiento. Estoy de acuerdo.
Rashbam: Lo que Ud. encuentre como lógico para mí no podría ser lógico. Entonces, tendría que tratar de convencerlo que ha cometido un error, consistente con sus propios puntos de vista de las reglas de la lógica.
Matt: Por ejemplo: ¿Estaría de acuerdo conmigo que la ley de la no contradicción es verdadera? ¿Que algo no puede ser al mismo tiempo verdadero y falso si se refiere en su mismo sentido?
Rashbam: Bueno Matt, aquí es donde necesito preguntarle acerca de la mecánica quántica.
Matt: No me pregunte acerca de esa mecánica. No soy el experto.
Rashbam: Debido a que podemos tener un estado de realidad física donde un electrón puede girar simultáneamente hacia “arriba” y hacia “abajo.”
Matt: Sin embargo, sé acerca de la lógica y le estoy haciendo una pregunta. Por ejemplo, ¿estaría de acuerdo conmigo que la ley de la no contradicción es verdadera? ¿Y que algo no puede ser al mismo tiempo verdadero y falso si se refiere en su mismo sentido?
Rashbam: Es equivalente a tener una persona viva y muerta simultáneamente. Presumiblemente Ud. afirmará que una persona no puede estar al mismo tiempo viva y muerta. Pero la mecánica cuántica prueba lo contrario *con la siguiente advertencia*…
Matt: Disculpe, pero no estoy aquí para discutir la mecánica cuántica.
Rashbam: Que la advertencia es: Estados macroscópicos debido a algo llamado “decoherencia”, que generalmente asume conductas clásicas.
Matt: Disculpe, ¿podemos mantenernos en el tema? ¿Puede por favor dejar de tratar de enterrarme en terminología esotérica?
Rashbam: Entonces lo siento, pero no puedo aceptar la “ley de la no contradicción” porque sé de ejemplos donde esto no aplica.
Matt: Entonces, ¿la ley de la no contradicción no es verdadera? ¿Correcto?
Rashbam: Cuando es aplicada a los sistemas cuánticos, es problemática. Sería necesaria una forma más matizada.
Matt: Si la ley de la no contradicción no es cierta, entonces, inmediatamente clamaré victoria sobre Usted en todos nuestros argumentos ya que acabo de ganar todo lo supuestamente lógico porque lo dije ayer y hoy.
Rashbam: ¿Puede seguir adelante en su argumento sin pensar en la ley de la no contradicción?
Matt: Nunca mencioné una ley de la no contradicción.
Rashbam: Lo hizo. Hace unos minutos.
Matt: No. No lo hice. Obviamente, Ud. está equivocado. Debido a que asumimos que la ley de la no contradicción no puede ser siempre verdadera, entonces, no me contradigo cuando le digo que nunca he mencionado la ley de la no contradicción, aún en esta declaración.
Rashbam: No dije que Ud. se contradijo. Por cierto, ¡también clamo victoria!
Matt: Por lo tanto, yo gano una vez más porque la ley de la no contradicción no es absoluta. Por lo tanto, no puede ser probado que me haya contradicho.
Rashbam: ¡Le agradezco la gentileza de concederme el argumento!
Matt: Entonces y de acuerdo a su sistema de pensamiento, todos ganamos. ¡Sí! Me gusta lo que ha hecho. Ha invalidado la discusión racional. Bien hecho.
Rashbam: No, yo solo he ganado. Ud. me dio la victoria, ¿recuerda?
Matt: ¿A esto lleva su ateísmo? ¿A la irracionalidad?
Rashbam: No, Matt. Ud. fue quien empezó a jugar aquí.
Matt: No, debido a que fui el primero en afirmarlo, yo gano. Sin importar lo que diga, lo duplico. Por lo tanto, yo gano. ¡Lero lero!
Rashbam: Simplemente señalé que hay un problema con las nociones clásicas de contradicción cuando uno va al nivel del quantum, la manera como el universo trabaja.
Matt: Ahora, si por casualidad está dispuesto a tener una discusión racional conmigo, entonces, podríamos continuar. Pero si quiere afirmar que la ley de la no contradicción no es racionalmente verdadera en todo lugar, entonces, no hay base para una discusión racional.
Rashbam: La descartó como “jerga” y empezó a despotricar.
Matt: Nunca descarté como jerga y no empecé a despotricar. No. En lo absoluto.
Rashbam:
Matt, esta es la razón por la que necesitamos hablar acerca de mecánica quantum.
Matt: ¿O citará la ley de la no contradicción como verdadera probando que estoy equivocado?
Rashbam: Debido a que Ud. insiste que la “ley de la no contradicción” es esencial.
Matt: Lo cual sucederá. ¿Validará o invalidará la regla?
Rashbam: Depende de cómo trate de aplicarla. Por supuesto.
Matt: Estoy tratando de establecer un diálogo racional. Es Ud. el que está tratando de socavarlo. Cuando supongo que usa una presuposición relacionada con la ley de la no contradicción, los minutos anteriores son el resultado.
Rashbam: Esto no está yendo en la dirección que pensó, ¿ah?
Matt: Realmente, pensé que iba a ser lógico. No pensé que usaría lo ilógico para tratar y ganar un argumento.
Rashbam: No, simplemente le he señalado que sus suposiciones podrían ser problemáticas en ciertos casos.
Matt:¿Podrían ser?” ¿Eso es todo? ¿“Podrían ser” es lo único que ofrece? Así que tiene una posibilidad, ¿un “podrían ser” para su posición? ¿Es eso racional?
Rashbam: Como no sé cómo ira a invocar esta “ley”, es lo mejor que puedo hacer. ¿Por qué no continúa? Y le diré cuando cometa un error.
Matt: La ley de la no contradicción es algo que Ud. citó anteriormente. Y fui ilógico a propósito, violando la ley de la no contradicción. Ud. mencionó mi error; lo que presupone la validez de la ley de la no contradicción.
Rashbam: ¿Así que admite que ha sido intencionalmente ilógico?
Matt: Así que Ud. tiene que decirme que es o no verdadera. La ley del medio excluido nos dice que la declaración es verdadera o falsa.
Rashbam: Ud. fue el que empezó a desviar la conversación.
Matt: Ahora, ¿es verdadero o falso que la ley de la contradicción es siempre verdadera? No estaba desviando la conversación; estaba en el tema.
Rashbam: Una vez más; necesito preguntarle acerca de la mecánica quantum.
Matt: Ya veo, ¿puede entonces mantener en el tema que nos ocupa?
Rashbam: Porque el mundo físico se comporta diferente a como pensamos.
Matt: ¿Sobre qué base hace Ud. esta declaración?
Rashbam: ¿No puede seguir con su argumento?
Matt: ¿En qué se basa para declarar que el mundo físico se comporta diferente a como yo pienso?
Rashbam: Veo que Ud. es ignorante de la mecánica quantum. Obviamente, no está pensando acerca de esta.
Matt: Ud. no sabe acerca de lo que sé o no sabe de la física quantum.
Rashbam: Y debido a que la mecánica quantum ha sido verificada en experimentos con detalles absolutos, es un muy buen modelo para la realidad física.
Matt: No me pregunte acerca de la mecánica quantum. No soy el experto.
Rashbam: Matt, continúe con su argumento por favor.
Matt: Rash, ¿puede pensar lógicamente? Decir que no soy un experto no significa que conozca algo acerca de la mecánica. Por lo tanto, Ud. no sabe acerca de lo que sé o no sabe de la mecánica. No está siendo lógico. ¿Sobre qué bases hace sus argumentos? Ud. asume aquí, en nuestra discusión, la validez de las leyes de la lógica.
Rashbam: OK. Ya debería Ud. reconocer el problema con la “no-contradiccion”, respecto a la superposición de la mecánica quantum. ¿Lo reconoce o no?
Matt: No sé lo que es eso; por lo tanto, no puedo comentar.
Rashbam: LOL.
Matt: Estoy tratando de hacerle una pregunta. ¿Sobre qué bases está intentando de hacer racionales sus argumentos?
Rashbam: Yo baso mis argumentos en mi propia racionalidad. No podrá estar de acuerdo con esto que dije, pero está bien.
Matt: ¿Qué quiere decir en su “propia racionalidad”? ¿Inventó eso?
Rashbam: No. Es el producto de mi composición genética y mis experiencias ambientales.
Matt: Un momento, ¿es su racionalidad un producto de su ambiente y composición genética? ¿Cómo puedo validar esto?
Rashbam: Algunas veces no es válido. Cometo errores.
Matt: Así que algunas ofrece irracionalidad, ¿correcto? ¿Cómo sé que no está siendo irracional en estos momentos?
Rashbam: Ud. no lo sabe.
Matt: Debido a que Ud. aparentemente puede hacer su propia irracionalidad, entonces no hay forma de probar si está equivocado en algo porque cambiaría lo que piensa que es racional a irracional.
Rashbam: Nunca dije eso.
Matt: No dije que Ud. lo haya dicho.
Rashbam: No he dicho que pueda hacer mi propia irracionalidad.
Matt: Yo dije que como Ud. aparentemente, puede hacer su propia irracionalidad, entonces, no hay de probar si está equivocado en algo porque cambiaría lo que piensa que es racional a irracional.
Rashbam: No estoy de acuerdo con la premisa.
Matt: Ud. dijo que su racionalidad es un producto de su genética y su ambiente. Debido a que su ambiente cambia, por lo tanto, la racionalidad basada en lo que percibe en su ambiente también cambiará.
Rashbam: Correcto. Sin cerebro, sin pensamiento.
Matt: De hecho, si el viento empieza a soplar hacia mi casa en una dirección diferente, pensaría que va a afectar mi racionalidad. ¡Un momento! ¡El viento está cambiando!
Rashbam: ¿Dónde dije eso?
Matt: Pensé en algo nuevo. ¿Sabía Ud. que el azul duerme más rápido que el miércoles? Mi ambiente recién cambió y mi racionalidad cambia con éste.
Rashbam: Matt, no está haciendo progreso y necesito volver pronto al trabajo.
Matt: Un segundo, el viento está volviendo a soplar en la dirección inicial. Puede ser nuevamente racional.
Rashbam: ¿Va o no a empezar con su argumento trascendental?
Matt: Ya lo hice…
Rashbam: Hasta el momento ha hecho un terrible trabajo.
Matt: Está en lo correcto. No estoy haciendo mucho progreso con Ud. porque no es racional. Le estoy mostrando cuán irracional es realmente Ud.
Rashbam: Está fracasando miserablemente.
Matt: Una vez que esté hecho y una vez que vea que no puede argumentar racionalmente desde su perspectiva, entonces podemos empezar a discutir lo que es la verdadera racionalidad y así, podríamos llegar al corazón del argumento trascendental.
Rashbam: Bueno Matt, aquí está fracasando.
Matt: Pero no estoy fracasando miserablemente. De hecho, pienso que estoy demostrando que su posición es irracional.
Rashbam: Yo también puedo jugar. No me lo está demostrando.
Matt: Claro que le he probado mi punto. Ud. es aquí el irracional. Cuando usé sus reglas contra Ud., dice entonces que estoy fracasando. Esto significa que su sistema de racionalidad es adverso.
Rashbam: Y como soy su interlocutor, significa que Ud. falló.
Matt: Le agradezco a Ud. por validar mi posición e invalidar la suya.
Rashbam: Ud. solo insiste en que estoy siendo irracional. Es cómico. ¿Es esto lo mejor que pueden ofrecer los cristianos?
Matt: Debido a que la ley de la no contradicción no es absoluta y su racionalidad depende en parte de su ambiente, y si el ambiente cambia, entonces, la misma racionalidad también cambia.
Rashbam: No es de extrañar que la filosofía cristiana sea tan insignificantemente minoritaria en el campo.
Matt: Asi que por favor no me diga que estoy siendo irracional debido a que su “racionalidad” es básicamente relativa; por lo tanto, si tomo su posición, declaro victoria.
Rashbam: ¡Ya concedió la victoria Matt!
Matt: Pero no pienso que ninguno de nosotros se haya reunido aquí para discutir racionalmente y escuchar la argumentación hecha de tal manera. Pienso que aquellos que están aquí, desean escuchar una discusión realmente racional. Y no creo que de alguna manera Ud. la haya demostrado.
Rashbam: Ni siquiera ha hecho algún argumento.
Matt: Rash, ¿cómo puedo hacerlo cuando Ud. ha sido tan irracional? Si quiere negar la racionalidad, entonces realmente, no hay mucho de qué hablar.
Rashbam: A continuación viene la amenaza de la condenación eterna.
Matt: Rash, cuando esté listo para afirmar las leyes de la lógica como válidas, entonces, podemos tener una discusión usando la lógica.
Rashbam: Matt, no voy a afirmar ningún abuso suyo.
Matt: Pero si Ud. quiere continuar diciendo que las leyes de la lógica no son ciertas, o son cuestionadas, entonces, no podemos discutir nada porque socava la misma base de la racionalidad. Por lo tanto, es Ud. quien quiere cortar la rema del árbol sobre la cual está sentado.

Conclusión: Esta conversación terminó en este punto. Cuando las leyes de la lógica son menoscabas o despreciadas no hay forma de seguir una discusión.

El Argumento Cosmológico

El Argumento Cosmológico

Por Matt Slick

El argumento cosmológico intenta probar que Dios existe mostrando que no puede haber un número infinito de regresiones de causas para las cosas que existen. Establece que debe haber un final no causado y de causa para todas las cosas. Se afirma que este final no causado y de causa proviene de Dios.

El argumento cosmológico toma diversas formas, pero básicamente está representado en la parte inferior.

El argumento cosmológico

  1. Las cosas existen.
  2. Es posible para aquellas cosas que no existan.
  3. Independientemente lo que tenga la posibilidad de no existencia, aún existe, ha sido causado para que exista.
    1. Algo no puede a sí mismo traerse a existencia, esto debe existir para que sea traído a sí mismo a existencia, lo cual es ilógico.
  4. No puede haber un número infinito de causas que traigan algo a existencia.
    1. Una regresión infinita de causas finalmente no tiene causa inicial, lo cual significa que no hay causa de existencia.
    2. Ya que el universo existe, este debe tener una causa.
  5. Por lo tanto, debe haber una causa no causada para todas las cosas.
  6. La causa no causada debe ser Dios.

Tomás de Aquino (1224-1274) tuvo una versión del argumento cosmológico llamado el «argumento del movimiento«. Él estableció que las cosas en movimiento no se podrían mover por sí mismas, sino que una causa las debía mover. No puede haber una regresión infinita de movedores. Por lo tanto, debe haber un «movedor inamovible«. Este movedor inamovible es Dios.

Las fortalezas del argumento

Las fortalezas del argumento cosmológico descansan tanto en su simplicidad como en su concepto fácilmente comprensible de que no puede haber un número infinito de causas para un evento. Algunos argumentos para la existencia de Dios requieren más pensamiento y entrenamiento en términos y conceptos, pero este argumento es básico y simple. También es perfectamente lógico afirmar que los objetos no se traen a existencia por sí mismos y que por lo tanto, tienen causas.

La debilidad del argumento

Una de las debilidades del argumento es que si todas las cosas necesitan una causa para existir, entonces, Dios mismo debe también, por definición, necesitar una causa para existir. Pero esta única causalidad es empujada hacia atrás e implica que debe haber un número infinito de causas, las cuales no pueden ser.
Por definición, Dios es también no causado.

__________________

Fuentes:

  • «Apologética para la Gloria de Dios«, por John Frame, Phillipsburg, New Jersey: Presbyterian and Reformed Publishing, 1994.
  • «Enciclopedia Baker de apologéticas cristiana«, por Norman Geisler, Grand Rapids, Michigan: Baker Book House, 1999.
  • «Diccionario de Filosofía«, Editado por Dagobert D. Runes, New York, NY: Philosophical Library, 1942.
  • «El Nuevo Diccionario internacional de la iglesia cristiana«, editado por J. D. Douglas, Grand Rapids, Michigan: Zondervan, 1978.

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¿Existen directrices para hacer Apologética?

¿Existen directrices para hacer Apologética?

Por Matt Slick

Casi toda disciplina tiene un grupo de reglas y directrices que le ayudan a una persona a hacer las cosas mejor. De hecho, las directrices son establecidas para casi cualquier tarea. ¿Por qué habría de ser diferente en la apologética?

A continuación hay algunas cosas que hemos encontrado de mucha ayuda para desarrollar habilidades apologéticas. No estamos diciendo que estas sean definitivas o exhaustivas en su campo; más bien, estas son, simplemente, las cosas que se han encontrado a través de la experiencia y que nos han ayudado. Esperamos que le ayuden también a Usted.

Recuerde  que no hay un método particular en la apologética que funcione para todas las situaciones. No puede existir un esquema de aproximación que si se sigue, siempre llevará a una persona a entender y aceptar la verdad. Esta es la razón por la que la apologética es una combinación de lo que Usted sabe y es. Es una expresión que fluye y que debe ser adaptada a los obstáculos en ese transcurrir.

La habilidad en la apologética está directamente relacionada a su experiencia y conocimiento. Ud. obtiene conocimiento al experimentar una situación donde la fe sea defendida. Esto es “hacer” apologética. Es a través de este hacer que Ud. mejora lo que conoce, descubre sus áreas débiles, y planea formas de mejorar sus habilidades. Ud. necesita aprender tanto como pueda a través del estudio; practicando lo que aprende en situaciones reales, pensando formas de aplicar lo que ya conoce, fracasando algunas veces y seguir adelante. Todo esto es la apologética y es la forma como Ud. mejorará. Por lo tanto, ¿existe alguna regla única que le ayudará a desarrollar su habilidad en apologética? Sí. ¡Obténgala! Ud. tendrá éxito; pero también tendrá fracasos.

Sin embargo, aquí les presento algunas directrices.

  1. Ore
    1. Es el Señor el que abre el corazón y la mente, no Usted (Hch 16:14).
    2. Pídale a Dios Su guía (Jn 14:14); que nos bendiga en nuestro entendimiento (Stg 1:5) y en nuestro hablar (Col 4:6).
    3. Pídale también al Señor que abra el entendimiento de ellos a la Palabra de Dios (Lc 24:45).
  2. Memorice la Escritura.
    1. Pocas cosas son tan poderosas cuando se defiende la fe como el poder ser capaz de citar capítulos y versículos (Sal 119:11; 2 Ti 3:16).
  3. Memorizar el lugar donde se encuentre la información
    1. Ya sea con relación al material de algún culto no Cristiano, material secular o cualquier otra fuente que Usted tenga. Es extremadamente valioso conocer el material de diferentes disciplinas. Claro está, que Ud. no puede conocer todo, pero puede memorizar unos hechos relacionados con el mormonismo, la evolución, la filosofía, la Biblia o cualquier otra cosa que pudiera necesitar. Ud. aprenderá lo que necesita en la medida en que testifique.
  4. Escuche lo que le dicen
    1. Y responda a lo que le dicen. Es escuchando lo que Ud. sabrá qué decir. Escuche los errores en la lógica; escuche los motivos, los que le hieran. En fin: Escuche.
  5. No interrumpa
    1. Esto es cortesía común. Ud. necesita ganarse el derecho a hablar. Sólo porque Ud. tenga una respuesta no significa que deba ser escuchada inmediatamente. Cuando las interrupciones se vuelven la norma, el aprendizaje no funciona.
  6. No tenga temor de cometer errores.
    1. Una de las mejores formas de mejorar es descubrir su debilidad. Y la mejor forma de descubrir esa debilidad es cuando los errores la sacan a relucir.
  7. Estudie cuando descubra algo que no sepa.
    1. Si no sabe algo, entonces: ¡Estúdielo! Consiga libros y lea. Escriba todo lo que aprende.
  8. No tenga temor de tener una oportunidad
    1. Esto conlleva fe verdadera. Todo lo que tiene que hacer es estar disponible, hablar y tomarse una oportunidad para defender la fe Cristiana. Se sorprenderá lo bien que lo hace. Y cuando se equivoque, no se preocupe, revise el # 6.
  9. Practique
    1. Tal vez, el mejor lugar para hacer Apologética es en su cabeza. Piense acerca de una situación, un escenario en el cual tener una respuesta y desarróllela. Practique en su mente. Trate de colocarse en una situación difícil y piense en cómo salir de ella.
  10. Lea libros que traten con lo que necesite saber
    1. El conocimiento de otros es invaluable. Isaac Newton dijo: “Si logro alcanzar las estrellas es porque me he parado en los hombros de los gigantes.” En otras palabras, él aprendió de otros.

Básicamente, las directrices tienen que ver con el sentido común. Todo lo que tiene que hacer es tratar. No se preocupe de los fracasos, siga adelante, ore y confíe en Dios. Esto funciona.

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La oración en la Apologética

La oración en la Apologética

Por Matt Slick

Uno de los peligros de la apologética es el caer en la trampa de depositar toda su confianza en las habilidades intelectuales para luchar tratando de meter a alguien en el reino de Dios. Tenemos que admitir que de alguna u otra forma, hemos sido culpables de esto.

El orgullo mismo se esconde en el corazón y a tal profundidad que no puede ser visto. Cuando nos encontramos depositando nuestra confianza en nuestro conocimiento en vez de confiar totalmente en la Palabra de Dios, la misericordia y la gracia, entonces, caemos en esa trampa. No es la razón la que convierte; es el Espíritu de Dios. No es la lógica la que nos lleva a Dios sino Jesús (Jn 12:32). No es la evidencia la que convence a una persona de su pecado sino el Espíritu Santo (Jn 16:8). Esta es la razón por la que necesitamos descansar en Dios y creer que Él usará nuestra defensa de la verdad para Su gloria y el beneficio de ellos.

Ignorar la oración en la apologética es ser orgulloso. Es como si pensáramos que no necesitamos de Dios. Pero sí necesitamos de Dios. Necesitamos orar por aquellos que están perdidos, orar para que la mente de ellos sea abierta, para que la Palabra de Dios les traiga la verdad a ellos, para que nuestro testimonio sea fuerte y para que el diablo no se entrometa entre ellos y la verdad de Dios o con nosotros. Estamos peleando una batalla espiritual y necesitamos herramientas espirituales. La oración, es tal vez, la más importante de esas herramientas.

Es el Señor el que abre el corazón y la mente, no Ud. (Hch 16:14). Pídale a Dios Su guía (Jn 14:14);  que nos bendiga en nuestro entendimiento (Stg 1:5) y en nuestro hablar (Col 4:6). Pídale también al Señor que abra el entendimiento de ellos a la Palabra de Dios (Lc 24:45), ya que  esto es lo que Él hará.

La oración trae humildad a aquel que ora; admite dependencia en Dios. Si somos humildes y dependemos de Él, escucharemos Su voz. La oración significa que Ud. está buscando la divina intervención. Esto le da poder a sus palabras; cambia su corazón; y lo lleva a una relación más cercana a Dios.

Ser un gran apologeta no es una identificación de honor para ser exhibida por los cristianos como una demostración de sus habilidades intelectuales. Más bien, es una respuesta al llamado de Dios sobre todo cristiano (1 P 3:15) que debe ser tomada y llevada a cabo con amor y humildad: amor a las personas y humildad delante de Dios.

Nunca permita que su estudio y práctica de la apologética reemplace el poder, recibido por fe, en la oración, delante del Creador. Pídale a Dios que le de poder a sus palabras y que abra el corazón de aquellos con quienes habla; y después, estudie y testifique con lo mejor de sus habilidades.

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¿Cómo es el Mesías que los Judíos están esperando?

¿Cómo es el Mesías que los Judíos están esperando?

En una de las principales páginas religiosas judías, donde existe una sección de Preguntas y Respuestas, los rabíes responden a esta pregunta. Aquí está el texto literal:

 

«… ya hemos escrito en estas páginas que nosotros (los judíos) creemos que el Mesías no es Dios, sino que será un humano – pero será el más grande líder y el más grande maestro que alguna vez haya existido. Él usará sus extraordinarios talentos para precipitar una revolución mundial que traerá justicia perfecta y harmonía a la humanidad. Por favor entiendan que varios rabíes han declarado que el Jesús histórico – no el hombre/dios que los cristianos han querido hacer de él – en efecto tuvo mucha influencia en hacer que la gente abandonara la idolatría y que se acercara más al conocimiento auténtico de Dios. Pero él no reclamó el papel que le fue dado por los padres de la Iglesia, ni estos rabíes le achacan a él este papel tampoco. Jesús no tiene ninguna conexión con el pensamiento auténtico judío.»*

 

Si después de leer esta posición judía con respecto al Mesías que ellos están esperando y después de leer el tipo de hombre que la Biblia anuncia que se levantará de Europa, no nos queda más que ver que el pueblo de Dios será engañado fácilmente por el Anticristo Europeo.

Revista deportiva causa polémica por publicar en su portada a Neymar crucificado como Jesús

Revista deportiva causa polémica por publicar en su portada a Neymar crucificado como Jesús

 

La portada de la revista Placar del mes de octubre trae al futbolista brasileño, Neymar, crucificado como Jesucristo. La publicación critica que el delantero del Santos, ha sido muy popular por su convicción cristiana lo que ha llevado a la cruz como Jesús por ciertos criterios que ellos mencionan.

 

Como podrá apreciar usted mismo en la foto, Neymar aparece con los brazos extendidos, sin camisa y con un pañuelo atado alrededor de la cintura con el emblema de Santos, Neymar ilustra el punto en que se ha considerado como el villano del fútbol, ganándose el apodo de “cai-cai”, según cita la revista.

 

El artículo de portada dice: “La Crucifixión del media punta brasileño Neymar llamado “cai-cai”, se convierte en un chivo expiatorio en un deporte donde todos juegan sucio”.

 

El director de la revista, Maurício Barros, explicó que la intención de esta cubierta llamativa era cuestionar la fama del villano atribuida al atleta.

“Él es el jugador de fútbol brasileño más escalfado y terminó como el villano de la cinta o el cai-cai”, explica.

 

Barros, cree que lo que está sucediendo es un “linchamiento público”, ya que los fans cuestionan la forma de cómo se comporta Neymar en el campo. “El Neymar finalmente transformado en un ejemplo de la falta de ética en el fútbol. Hubo un resurgimiento de estas críticas hacia él. El fútbol profesional es un juego en el que podemos ver muchos trucos de los jugadores, un jugador queriendo engañar al otro, los técnicos instruyen a los jugadores a engañar al árbitro”.

 

“La conexión con la crucifixión de Jesús, se refiere al hecho de la crucifixión es un elemento histórico de interpretación o ejecución pública, por lo que el texto puntea principal el informe que muchos jugadores engañan, muchos entrenadores inducen a sus jugadores a engañar, pero sólo apuntan a Neymar como el único villano”, justifica el director de la revista.

 

“Creo que no puede haber una comparación de Neymar con Jesús porque Jesucristo siendo el más famoso fue crucificado, pero la analogía aquí es que con nuestra ejecución, la utilizamos como elemento histórico de la interpretación o ejecución pública”, agregó.

 

Traducido y adaptado por NoticiaCristiana.com de Gospel Prime

¿Acaso no estaba comprobado que Neandertal fue un mono extinto?

Esta pregunta surgió a raíz del articulo anterior que anuncia los resultados de un estudio que demuestra que el Neandertal no fue un ancestro «evolutivo» humano.

Primeramente, me gustaría que los críticos inspeccionaran los hechos antes de lanzar las críticas que han lanzado.

No somos exclusivamente nosotros los creacionistas quiénes creen que este estudio es revolucionario, informativo y revelador.

1. Al parecer, los señores del diario IBLNews también lo consideraron importante, ¡de otra forma no lo hubieran publicado!

2. Al parecer no está tan asentado en los anales científicos evolucionistas el hecho que para algunos «ya era bien conocido que el Neardental no era nuestro ancestro», ya que si así fuera, estos científicos que hicieron el estudio tal vez deberían ser despedidos por intentar probar algo que ya fue probado hace décadas, por malgastar el dinero, y por al probar lo que han probado, dar municiones gratuitas a la comunidad creacionista.

3. No es a nosotros a quiénes los críticos deberían comunicarles que «no es noticia» que el Neardental no es ancestro humano. Es a las decenas de museos del mundo que todavía incluyen al Neardental en la «línea evolutiva del hombre». ¡Nuestros críticos deberían insistentemente demandar que estos museos retiren esta «evidencia falsa «de sus salones de exposición!

4. Sé que lo siguiente le tomaría mucho tiempo a nuestros críticos, pero en pos de la pulcritud científica, deberían pedirle a los millones de publicadores y editores de libros científicos, libros de texto y revistas científicas del mundo, ¡que por favor no se atrevan a decir que el Neardental es un ancestro humano.

5. Finalmente, y en honor a la justicia, les solicitamos a nuestros críticos que no nos culpen por ser escépticos con respecto a reclamos futuros evolucionistas cuando dicen que «ahora sí están seguros de que tal y tal cosa ‘evolucionó’ a partir de tal y tal cosa».

¡Hemos sido engañados demasiadas veces!

¿Está mal que me guste una amiga que es mayor que yo y que ya tiene novio?

El solo hecho de que esta joven de quien usted está enamorado tenga novio es la razón principal para que usted desista y deje a un lado sus sentimientos por ella. La Biblia nos dice que usted, solo al desear estar con ella, ya está cometiendo adulterio en su mente, y si ella ya está comprometida a otro hombre, usted no debe continuar albergando sentimientos hacia ella que a la larga no serán correspondidos.

Además, su edad (14 años) no le permite proporcionar a ninguna mujer la estabilidad emocional o física que una joven necesitaría para casarse.
Usted debe continuar con sus estudios, seguir siéndole fiel al Señor en la Iglesia y en su andar cristiano y a su debido tiempo el Señor le dará la mujer que Él sabe será la «ayuda idónea» para el resto de sus días.

G12;¿Una Iglesia autócrata, y el mundo a sus pies?

 G12; revelando la realidad acerca del llamado Gobierno de Doce; 3ª parte

 

Muchos de nosotros, al principio, pensamos que el G12 “evangélico” significaba “Grupo de Doce”, estimando que se trataba de un método operacional celular, de ayuda en la tarea evangelística y cuidado pastoral de las personas en la iglesia… ¡Qué lejos estábamos entonces de entender la realidad sobre el asunto!

Y es que, G12, no significa “Grupo de doce”, lo cual no tendría en sí mayor problema; sino “Gobierno de doce”, con sus implicaciones resultantes, las cuales veremos en profundidad en este artículo.

 

Cuando hablamos de “gobierno”, entonces estamos manejando conceptos como autoridad y poder. ¿Hacia quién y hacia dónde dirige el Gobierno de 12 la autoridad y el poder?

 

I. ¿UNA IGLESIA AUTÓCRATA?
En primer lugar, claramente, el G12, o Gobierno de doce, pretende dirigir toda acción de autoridad y poder hacia la Iglesia misma, a través de una estructuración netamente piramidal, donde hipotéticamente todos los seguidores de ese sistema deberán ser líderes, y gobernar cada uno una célula de doce personas, como grupo básico.

 

Asimismo cada líder es a su vez liderado (o gobernado) por su inmediato superior; y así hasta alcanzar la cúpula donde al final, sólo una persona es el líder principal, o gobernante de todos, en este caso, lo sería César Castellanos, en lo respectivo a los varones; y su esposa Claudia Castellanos, en lo respectivo a las féminas, ya que el G12 está dispuesto homogéneamente.

 

La conclusión lógica a la que llegamos, apercibiéndonos de la dirección que toma el G12, es que si tuviera este modelo aceptación total, habría una Iglesia estructurada de forma piramidal y absolutamente jerarquizada, con César Castellanos a la cabeza de la misma.

 

¿Es esta la manera de proceder que el Señor Jesús escogió para Su Iglesia? ¡Ciertamente, no!

 

Y sin embargo, Castellanos insiste diciendo en su libro “Liderazgo de éxito a través de los 12”, que “implementar el modelo de los doce (G12), implica abandonar lo tradicional (es decir, el concepto de siempre de iglesia cristiana), “y lanzarse a conquistar un mundo totalmente diferente” (¿?)

 

» Y lanzarse a «conquistar» un mundo diferente »

 

¿Cuál será ese “mundo totalmente diferente” que se va a conquistar a través de implementar la Visión, como él la llama? Más adelante entenderemos sobre el asunto, y veremos que en absoluto es esta una cuestión baladí.

 

Castellanos, erigiéndose como profeta, dice haber recibido de parte de Dios el modelo final para entender cómo hacer iglesia como tal, para estos últimos días. Una revelación que sin lugar a dudas no está en la Biblia, aunque él asegure que cada apóstol de Cristo tuvo sus doce, y cada uno de aquellos, también sus doce.

 

Aunque lo asegure, no lo puede probar, porque no es cierto.

 

Pero él insiste en que su modelo es el verdadero y genuino de Dios, y, por tanto, no se puede mezclar con otras propuestas, ni siquiera aparentemente similares. Dice: “No se debe adoptar un poquito de aquí, y otro poco de allá” . Se está refiriendo a los diferentes modelos, como los de Corea, El Salvador, Honduras, etc. para así “tener el modelo perfecto” , porque dice que “así nunca funciona”.

 

La Visión se la podría haber quedado César Castellanos sólo para él
Los seguidores de la Visión de Castellanos, deberían estar muy agradecidos a su mentor por ser tan extremadamente dadivoso. Dice Castellanos que Dios mismo le dio la fórmula del éxito, como él la llama. Y añade: «la pude haber reservado exclusivamente para mí»… Pero dice que el Señor le animó a ser generoso y no guardar ese “tesoro” sólo para sí mismo. ¡Nótese el nivel de privilegio tan impresionante que Castellanos tiene de parte de la Providencia!

 

Llegados aquí, permítanme establecer tres puntos:

 

A – Dios nunca daría una revelación así a un solo hombre, y luego le diría: «Se generoso, no guardes este tesoro sólo para ti, compártelo con otros pastores, compártelo al mundo», como Castellanos atestigua en su libro que Dios le dijo. (Además, tal comentario ofende la inteligencia del lector)

 

B – Dios ya no va a dar ninguna revelación que no haya dado ya en la Biblia.

 

C – El Señor habló a Su pueblo por los profetas (A.T.), pero ahora nos ha hablado por el Hijo, y consecuentemente el canon bíblico está ya cerrado (He. 1: 1, 2)

 

A la altura de la misma Biblia
Pero al haber elevado su modelo G12 al nivel de revelación dada por Dios de forma exclusiva, Castellanos no tiene por menos que seguir adelante defendiendo dicha revelación a capa y espada, como verdadera y auténtica en su total concepción y contenido; y en cuanto a esto, declara sin ambages: “El modelo de los doce (G12) es muy celoso, o se toma en su totalidad, o no, no hay término medio” .

 

Dicho sea de paso, aunque no es menos importante, el “adoptar la Visión” (como Castellanos llama el asunto), implica necesariamente subirse a su barco, el cual él mismo capitanea, ya que sólo él, es el “depositario” de dicha celestial Visión. A priori, esto implica por parte del que adopta la Visión, el sujetarse a Castellanos y al “espíritu de la Visión”, que nada tiene que ver con el Espíritu Santo. Sopesen las terribles implicaciones espirituales que todo eso conlleva.

 

Y es que Castellanos lo expresa de forma impresionantemente enfática: “El Señor me mostró el concepto ahora llamado G12, es decir el Gobierno de los doce

 

Estableciéndolo de este modo, Castellanos está poniendo su Visión al mismo nivel que la Biblia, la cual no se puede tomar eclécticamente. Por lo tanto, en esa tesitura, la Visión del Gobierno de Doce debiera ser la revelación final e incuestionable de Dios, no sólo para Castellanos mismo, que dice haberla recibido en “las playas colombianas con su familia de vacaciones”, sino para todo cristiano que se precie.

Curiosamente, semejante Visión de gobierno de doce, dijo también haberla recibido el cura católico José Mª Escrivá de Balaguer, el fundador del Opus Dei, pero esta vez de una manera más mística que Castellanos; en medio de un trance espiritual, según él asegura en sus memorias.

 

José Mª Escrivá de Balaguer, fundador del Opus Dei

 

Ahora bien, si según Castellanos, fue el Señor quien se lo mostró, entonces esa sería la última y oculta revelación que Dios, pasando por alto Su Palabra, tendría para la Iglesia en estos últimos días… ¡Ciertamente, no podemos creer a Castellanos; antes le creemos a Dios, cuando Su Palabra dice, que no se puede añadir ni quitar nada de la misma! (Ap. 22: 18, 19)

 

1. Por la boca muere el pez
En primer lugar, el concepto de “gobierno”, tal y como lo enseña el G12, no es bíblico. Ningún ser humano puede tomar el lugar de Cristo en la tierra, ni en la Iglesia; y sin embargo esto es el G12; gobierno de la iglesia hacia la iglesia, a modo de sistema jerárquico y autocrático, propio de la iglesia de Roma, de tal modo, que, pervirtiendo el concepto bíblico de sumisión (Ef. 5: 21), el liderado se ata, esclavizándose a su líder, no importa en que nivel de la pirámide se encuentren ambos.

 

Lo siguiente es lo dicho por Ken Gott; uno de los ministros neopentecostales, más conocidos en el Reino Unido, que, hasta la fecha, pertenece de pleno y plano al G12 de César Castellanos, y es miembro de sus doce en Europa:

 

«Estoy en el equipo internacional del Pastor César Castellanos; mi esposa está con la Pastora Claudia, hemos sido parte de este equipo por más de un año y lo contamos como un gran privilegio y una honra. Y yo le honro hoy a [César Castellanos]…porque mientras habla estoy firme y verdaderamente bajo su autoridad. Quiero dejar claro que no estoy bajo su autoridad solamente en la Visión, mas bien él es mi padre espiritual y mi mentor, y él tiene permiso para meterse en cualquier parte de mi vida, y lo hace frecuentemente«.

 

Los apóstoles de Cristo, sabían que no debían ejercer ese tipo de dominio y control sobre los discípulos, ya que habían entendido de parte del Señor Jesús, que el Espíritu Santo es quien iba a tomar Su lugar en ese sentido, y no alguno de ellos (Jn. 14: 25, 26); y ni siquiera el Espíritu Santo, que es Dios, hace esas cosas que menciona Gott.

 

Los apóstoles no ordenaban a los discípulos qué, o qué no debían hacer, ni “se metían en cualquier parte de sus vidas”.

 

El mismo Pedro lo enseñó así: «Apacentad la grey de Dios que está entre vosotros…no como teniendo señorío sobre los que están a vuestro cuidado…» (1 Pedro 5: 2, 3), y sin embargo Ken Gott, se jacta de declarar que su líder César Castellanos puede entrometerse en cualquier aspecto de su vida, y…¡diciendo que lo hace!

 

Si Gott se deja hacer así, también él lo hará con sus “doce”, y así sucesivamente. De manera, que el Espíritu Santo, queda fuera de juego en este “gobierno de los doce”.

 

Ya no es Dios quien dirige esta facción de la Iglesia, sino el hombre, y a manera dictatorial.

 

Más tarde en su alocución pública ante miles de oyentes, Gott sigue diciendo esto:

«Si el Pastor César dice: «Ken y Lois les envío a Miami”; Dios cuidará de la iglesia aquí, Dios levantará a alguien más – quiero decirles que yo iría. El problema con la manera de pensar occidental es que decimos: «Voy a orar para pedir dirección”»

 

Vemos aquí, que para Gott, no es el Espíritu Santo el que tiene que hablarle acerca de por ejemplo, ir a Miami, sino su líder Castellanos. Y no vale la excusa de decir que obedece al Espíritu Santo porque le habla a través de Castellanos, porque entonces estaría diciendo varias cosas:

 

  1. El Espíritu Santo no le habla directamente.
  2. Necesita a Castellanos para que el Espíritu Santo le hable a través de él.
  3. Castellanos es infalible (porque le obedecerá sin rechistar)
  4. Castellanos es el mediador entre Dios y él.

 

Ciertamente es triste que hombres que se supone que son de Dios digan estas cosas. Por otra parte, siempre debemos buscar dirección en oración al Señor para todo, principalmente cuando el asunto es importante, y esto no es “manera de pensar occidental”, sino bíblica, y jamás hacer por sistema lo que un hombre determinado quiera ordenar; ni siquiera sugerir, por muy “santo” que nos pueda parecer que sea.

 

El mismo Ken Gott, públicamente hace un explosivo alarde de fe, esta vez en la persona de Castellanos, declarando así:

 

«Esta Visión es la visión de Dios…no estoy listo para adoptar esta Visión, si la llamo G7 o G5. Si es G12 es G12. Si el Pastor César Castellanos dice que necesitamos 12 para el gobierno luego, ¡oigan muchachos! ¡Obtengamos esos 12

 

 

¡No se debe cuestionar lo que dice el líder Castellanos! Lo que dice, es lo que hay que hacer, y punto.

 

Parece mentira como se puede llegar a esos extremos de ingenua necedad, siguiendo al hombre y a su dicho, más aún cuando la Palabra nos advierte diciendo: «Maldito el varón que confía en el hombre, y pone carne por su brazo, y su corazón se aparta de Jehová» (Jeremías 17: 5) Específicamente se nos dice que la persona que sigue al hombre como si siguiera al Espíritu Santo, ¡está bajo maldición!

 

¡Cuidado cuando uno llega a creer que Dios sigue dando revelación extra bíblica a través de supuestos profetas, los cuales en esta dispensación ya no existen de parte de Dios, sólo en la imaginación de los crédulos! (ver Heb. 1: 1, 2)

 

Fácil entrar; tremendamente difícil salir
Pero ese desajustado, exagerado y pervertido sentido de la sumisión llega a pasar factura a los “liderados”, una vez estos despiertan del limbo, dándose cuenta de la falacia y el engaño al que fueron una vez inducidos, e intentan salir de ahí.

 

Hace muy poco, un muy buen amigo mío que es pastor de una congregación aquí en Madrid, meditaba en lo que le había ocurrido recientemente. Resulta que este siervo y su congregación, habían estado en comunión con otra congregación en el extranjero durante años. Recibían apoyo de ellos, y aparentemente todo era de bendición, hasta que dicha iglesia entró en el G12. Habiendo persuadido el pastor de esa iglesia a mi amigo de que entrara él también en ese sistema, después de un tiempo prudencial, habiendo analizado el asunto en cuestión, mi amigo le dijo que no lo entendía de parte de Dios para su congregación.

 

El pastor, que se creía  el “apóstol” de la congregación de mi amigo (mi amigo lleva largos años, junto con su esposa y sus responsables, cuidando de su congregación), empezó a insistir e insistir para que cambiara de opinión, pero no lo logró. Y para acortar la historia, les diré, que mi amigo, junto con los ancianos de su iglesia, tuvieron que hacer saber, por carta, al “apóstol” y a su equipo de liderazgo (que así les gusta llamarse) que no iban a seguir bajo su “cobertura”, por ser incompatible con el G12. La respuesta fue fulminante y avasalladora. Ese hombre, el “apóstol” le respondió así, entre otras cosas, diciendo:

 

«Tú tienes la libertad de pedirnos que te liberemos (en cuyo caso necesitarías venir y tener un encuentro con el liderazgo de la iglesia aquí). Pero tú no tienes autoridad para sacar la iglesia de nuestra supervisión y liderazgo»… Juzguen por Vds. mismos.

 

La conclusión es clara. Para ese “apóstol” y sus líderes, la iglesia de mi amigo era de su propiedad. ¡Cómo me recuerda esto a los procedimientos feudales de la Edad Media!

 

No importaba aquí el hecho de que mi amigo, su esposa, y todos los fieles habían estado por años y años batallando ministerialmente para levantar la congregación, sufriendo como se sufre por el Evangelio aquí en España. Según el “apóstol”, mi amigo no tenía ningún derecho de salir de su “cobertura”… Estas son las consecuencias del autoritarismo espiritual, propio del gobierno de doce (G12).

 

Ocurre como en las sectas destructivas; es fácil entrar, pero es obstinadamente difícil salir.

 

Entendamos esto: Todo hombre que se deja dominar espiritualmente  por otro hombre, es un esclavo de éste, y todo hombre que acepta el dominio espiritual de otro hombre, hace de éste un anticristo.

 

2. Un eficaz sistema de control y dominio
Tricia Tillin, teóloga y autora de muchos y muy certeros artículos sobre apologética, escribe de este modo al respecto del G12:

 

«Abiertamente definido como un programa de discipulado, el G12 es seguramente lo último en control. Sin embargo, el programa se nos presenta como la mejor manera, si no la única para ganar el mundo para Cristo»

 

Que el Gobierno de doce es un sistema de control y dominio sobre sus postulantes, es una absoluta realidad, visible para todo aquel que tiene ojos para ver.

 

El G12, con el motivo de hacer discípulos, en realidad enseña que el Señor Jesús estableció a ciertos hombres para que tomaran Su lugar en la tierra, y que estos, sucesores de aquellos apóstoles de Cristo, son los gobernantes de Dios de hoy en día, que deberían dirigir las vidas de los santos, con el objetivo de establecer el Reino en la tierra. Esto es Dominionismo (Reino Ahora). (Esto muestra claramente una contradiccion total con respecto al lider del G12)

 

Tricia Tillin sigue diciendo al respecto: «Uno de los postulados de la doctrina del G12, se basa aparentemente en lo que Jesús dijo en Mt. 28: 19, 20: “Id, y haced discípulos a todas las naciones…” El versículo en cuestión, se malinterpreta para querer decir que todas las “naciones” tienen que ser “discipuladas”, o llegar a estar dirigidas bajo el control de un gobierno mundial religioso, encabezado por apóstoles y profetas»

 

Esa es la realidad, y por favor, no se lleven a engaños.

 

Excluyendo al Espíritu Santo
Con todo esto, el Espíritu Santo queda de facto excluido, siendo sustituido por el llamado “espíritu de la Visión”, que es el que implementa la Visión, es decir, el gobierno de los hombres en la Iglesia, y a través de la Iglesia al mundo, a través de doce; número este que expresa gobierno perfecto, por tanto, Teocracia, por tanto, sólo atribuible al mismo Cristo, o a su verdadero sustituto, el Espíritu Santo (Jn. 16: 7), y que sólo se implementará en este mundo, cuando el mismo Cristo en su venida gloriosa, establezca Su Reino sobre esta tierra, a través de Israel, y con Su Esposa, la Iglesia glorificada, y ¡jamás antes, ni de ningún otro modo! (Ap. 19: 11-21; 20: 1-6)

 

II. GOBERNANDO LA IGLESIA, PARA GOBERNAR EL MUNDO
En segundo lugar, no acaba en la Iglesia el asunto del supuesto gobierno de la misma, hacia la misma, sino que esto va mucho más allá.

 

En realidad, el pretender levantar una iglesia jerarquizada y autocrática, con el modelo G12, obedece a la pretensión romanista y babilónica de gobernar el mundo entero, con la excusa y pretexto de hacerlo “para Cristo”.

 

El G12, no tanto contempla el cercano Arrebatamiento de la Iglesia, la venida gloriosa de Cristo a este mundo y el establecimiento de Su Reino por Él, sino más bien, siguiendo el concepto postmilenarista de Orígenes y Agustín de Hipona, enseña que la Iglesia jerarquizada, ahora bajo el concepto del G12, a pesar de lo mal que va este mundo, va a hacer que las cosas mejoren en este planeta, hasta que cristianizado éste, las naciones sean discipuladas, y Cristo pueda volver, en todo caso.

Humanismo versus revelación profética
Castellanos así lo asegura. Primeramente hace una descripción de cómo van las cosas, diciendo:

 

«Debemos ser conscientes de la situación en que viven nuestras naciones, el mundo está convulsionado…la humanidad se encuentra asistiendo de manera horrorizada a un dantesco espectáculo caracterizado por violencia, desastres naturales, guerras y corrupción que nos hacen suponer que la sociedad está enferma”.

 

Bien, en primer lugar, no estamos tan ciegos para simplemente “suponer que la sociedad va mal”. Es evidente para todos la realidad que nos rodea.

 

Y sigue diciendo: «Este presente de inquietud y preocupación, hace que el hombre vislumbre el futuro de manera desesperanzada, sin embargo, estamos a tiempo de plantear la respuesta de aliento a todos aquellos que dudan de un mañana mejor«.

 

Aquí lo tenemos: Según Castellanos, y toda la corriente Dominionista, la Iglesia ha sido designada por Dios para hacer que el mundo sea cambiado, y que todos dejen de “dudar de un mañana mejor”. Con todo lo de lírico y hollywoodiano que tiene esta acepción, ¿Bíblicamente, habrá “un mañana mejor” antes de que vuelva Cristo en gloria, cuando este mundo está esperando con los brazos abiertos el surgimiento del Anticristo?

 

El “mañana mejor” será, para los verdaderos cristianos el día, cercano ya, en que Cristo venga a por nosotros (1 Ts. 4: 13-17), y para los escogidos que quedarán sobre la tierra después del juicio de las naciones (Mt. 25: 31-46), el día en que volvamos con Cristo para establecer el verdadero Milenio; siendo atado el diablo por mil años (Ap. 19: 11-21; 20: 1-4)

 

Mientras tanto, la Biblia nos enseña que no habrá “un mañana mejor”. Creer eso es partir de posicionamientos abiertamente humanistas y antibíblicos.

 

No obstante, para el G12, el concepto humanista prima sobre la revelación profética, sosteniendo que la Iglesia, con el G12 como estandarte, logrará traer la justicia y la paz perdurables a este planeta. Por lo tanto, enseña acerca de una Iglesia exaltada aquí y ahora, que gobernará las naciones, habiéndolas previamente conquistado “para Cristo”.

 

Castellanos claramente así lo enseña: «Dios quiere que empecemos a conquistar las naciones para Él. El Señor está soplando vientos de bendición para el mundo. Vientos de cambio político, económico, social…»

 

Por favor, prestemos atención a lo que verdaderamente la Biblia enseña. Enfáticamente, la Palabra de Dios nos dice que este mundo, tal y como lo conocemos, va a ir a peor, y va a ser juzgado por el mismo Dios (Is. 24: 1-11; Am. 5: 18-20; – mayor parte de los profetas – ; Ap. 8, 9, 10, 11, 16, 19, etc. etc.), y que la Iglesia va a ser arrebatada en cualquier momento (1 Ts. 4: 13-18; 1 Co. 15: 50-53; Mt. 24: 40-44; etc.).

 

No es cierto que “Dios está soplando vientos de cambio en lo político, económico o social”. Eso sólo está en la imaginación de Castellanos, y en la de los que son como él; o quizás este discurso tan atractivo, a la vez que político, obedece a otra premisa mucho más siniestra…

 

Seamos claros, ese apelar a un “mañana mejor”, no deja de ser una cortina de humo por parte de Castellanos, y de todos los obreros del Nuevo Orden Mundial, para intentar empujar a propios y extraños hacia sus verdaderas intenciones, que para nada son Escriturales, y sí muy pavorosas.

 

1. ¿Conquistar las naciones?
Castellanos, argumenta acerca de su Visión, que ya no es sólo de la Iglesia, para la Iglesia, sino también dirigida al mundo, diciendo: «La conquista de nuestras naciones está dada por medio del principio de los doce y la visión celular».

 

Conquistar las naciones

 

Y se atreve a decir en otro lugar: «El principio de los doce…es una estrategia eminentemente bíblica para la conquista de naciones enteras»

 

¿El Señor ha levantado a Su Iglesia para que conquiste a las naciones enteras? ¿Fue esa la enseñanza de Jesús de Nazaret? Eso suena a las Cruzadas del catolicismo romano.

“Conquistar las naciones”; “cristianizar el mundo”; “discipular las naciones”; “dominar las naciones para Cristo”, todos esos son conceptos abiertamente Dominionistas (Reino Ahora), que el G12 maneja con total antojo y descaro, y que son absolutamente ajenos, y contrarios a la Palabra de Dios, desde el momento en que el mismo Jesús dijo que su Reino no era de este mundo (Jn. 18: 36), y que los reinos de este mundo llegarán a ser los reinos de nuestro Señor y de su Cristo, cuando Éste venga en gloria, anunciándose tal hecho por el sonar de la trompeta del séptimo ángel (Ap. 11: 15), y no antes.

 

El intentar llevar a la Iglesia a conquistar las naciones y “cristianizarlas”, es el error y estupidez de muchos, y la intención preclara de unos pocos, para así engañar a los anteriores, intentando con todo ello levantar en el momento indicado la falsa iglesia del Falso Profeta, para que dé total respaldo a la Bestia Anticristo cuando aparezca (Ap. 13)

 

One World G12 Vision

 

El objetivo es claro. La estrategia es clara y letal a la vez: Destruir la Iglesia de Jesucristo, a través de mentiras que parecen verdades, y de verdades sacadas de su contexto, para que se vuelvan mentiras. Todo ello, muy propio del diablo. Este se ha propuesto, aunque jamás lo conseguirá, que no se cumplan las palabras de Jesús: «Yo edifico mi Iglesia, y las puertas del Hades no prevalecerán contra ella» (Mateo 16: 18b).

 

One World Celular Vision G 12

 

 

El apóstol Martin Brenes del G12 en California, dice: “Como ven debajo de nuestro título siempre aparece el hombre que Dios trajo al mundo a edificar una Nueva Visión, la Visión de la Verdad” (refiriéndose a César Castellanos)

 

El poder de la religión
Uno de los poderes religiosos más fuertes en el mundo es el de la cristiandad en todas sus posibles versiones.

 

De ahí el énfasis ecuménico acerca de la “unidad” de todos los cristianos, no importa las diferencias doctrinales. Slogan y acción jesuita por excelencia.

 

Por lo tanto, de lo que se trata por parte de esos sujetos especialistas en el comportamiento humano, y ayudadores para el establecimiento del reino del Anticristo (Ap. 13), es de crear “al cristiano que ellos desean”  para sus fines de control y dominio mundiales.

 

No podemos hacer otra cosa, sino admitir con pesar, y reconocer que el G12 es parte muy importante de todo este montaje global. La Biblia le llama apostasía a este mover pseudocristiano que está capitalizado, no sólo por el G12, sino por otras corrientes de falsa espiritualidad cristiana muy en boga hoy en día, incluido el catolicismo papal (2 Ts. 2: 3)

 

Todo ello tiene por finalidad el levantar el Nuevo Orden Mundial, la copia sucia y blasfema, aunque efímera y estéril del Reino Mesiánico, el cual SOLAMENTE el Rey Jesucristo establecerá cuando venga en gloria, y la Iglesia glorificada, con Él (Zac. 14: 5; Ap. 19: 11-21; 20: 1-6)

 

Concluyendo
En vista de todo esto, no podemos sino animar, exhortando a todos, a que no seamos niños fluctuantes, llevados por doquiera de todo viento de doctrina, por estratagema de hombres que para engañar emplean con astucia las artimañas del error, sino que siguiendo la verdad en amor, crezcamos en todo en aquel que es la cabeza, esto es, Cristo (Ef. 4: 14, 15)

 

Volvamos a la Escritura, tal y como ha llegado a nuestras manos para ser gente de Dios, enteramente preparada para toda buena obra, y apartarnos del mal, el cual es cada vez más sutil e imperceptible, pero no por ello menos dañino (2 Ti. 3: 14-17)

 

¡El Señor Jesús viene en breve!.

Salvacion (Segunda parte)

La Respuesta de Dios

Dios, en su amor y misericordia, trazó un plan desde antes de la fundación del mundo. Primeramente, Dios, a través de Israel, nos dio a conocer Su Ley, es decir, Su exigencia de justicia y santidad.

El por qué de la Ley de Dios

Para evitar la tentación de que el propio hombre se erija juez de sí mismo, con sus propios mandamientos y normas de conducta, Dios envió su Ley.

La Ley de Dios, expresada en el Decálogo y en el resto de leyes del Antiguo Pacto (Antiguo Testamento), nos da a conocer el grado de justicia y santidad que Dios exige de cada ser humano. En otras palabras, destruye todos los planteamientos de normativa humanos (aquello de: «Todos los caminos del hombre son limpios en su propia opinión» (Proverbios 16: 2). Por otra parte, nos da a conocer nuestra situación de condenados a causa de no vivir y no poder vivir en esa santidad exigida por un Dios Santo.

Así pues, la Ley de Dios nos revela el conocimiento del pecado. No nos salva, mas bien nos condena (Romanos 3: 19, 20). El conocimiento de la Ley nos revela cual es nuestra situación ante un Dios justo y santo: «…destituidos de la gloria de Dios» (Romanos 3:23).

Ahora ya entendemos lo que está escrito: «…por las obras de la Ley, ningún ser humano será justificado delante de El; porque por medio de la ley es el conocimiento del pecado« (Romanos 3: 20).

La Biblia declara que nadie puede cumplir enteramente con la Ley, por lo tanto nadie se puede llegar a autojustificar. Volviendo al ejemplo de la jarra, sería pretender limpiar esa enorme jarra de agua realmente sucia, añadiendo más agua. Hay que vaciar el agua sucia del vaso, y volverla a llenar de agua realmente limpia. Sólo Dios puede vaciarnos de toda maldad y volvemos a llenar con el Espíritu Santo.

La Ley de Dios, nos ayuda a entender nuestra condición de seres caídos, y de que por nosotros mismos no podemos levantarnos.

Las diversas religiones que existieron o existen, pretenden acercarnos a Dios. Son el fútil intento del hombre de alcanzar a Dios mediante esfuerzos y méritos humanos. Esto no es lo que Dios, al mostrarnos Su Ley, pretende. Por todo ello, las religiones no nos pueden ayudar, sino más bien estorbar a la hora de entender nuestra realidad espiritual.

Una vez habiendo entendido que nuestros esfuerzos en la carne para agradar a Dios son vanos, podremos mejor entender la tremenda importancia de la palabra SALVADOR.

¡¡Usted y yo necesitamos al Salvador!!

Aunque haya quien insista en decir que «hay muchos caminos para llegar a Dios», la realidad es que sólo hay un camino para llegar a Dios. Ese camino es la persona de Jesucristo, el cual dijo enfáticamente: «Yo soy el camino, y la verdad, y la vida; nadie viene al Padre, sino por mí« (Juan 14: 6). Jesús de Nazaret, el que nació virginalmente de María (Mt. 1: 18) por obra del Espíritu Santo, el único justo de los hombres, dijo:

«…si no creéis que Yo Soy, en vuestros pecados moriréis» (Juan 8: 24b).

¡Jesucristo es Dios; Él es el Gran YO SOY

A Jesucristo están sujetos los ángeles, las autoridades y las potestades. El tiene toda la autoridad en el universo (1 Pedro 3: 22). Ante su nombre, toda rodilla se doblará, en los cielos, en la tierra y debajo de la tierra, y toda boca confesará que El es el Señor, para gloria de Dios Padre (Filipenses 2: 10, 11).

¡En Jesús de Nazaret, podemos confiar!

La gran noticia es esta: «No que nosotros podamos alcanzar a Dios; sino que Dios nos alcanza a nosotros por medio de Jesucristo: Dios llega al hombre porque el hombre no puede llegar a Dios. Por eso, Jesucristo hombre es el único mediador entre Dios y los hombres (1 Tim. 2: 5, 6)».

«… la Ley por medio de Moisés fue dada, pero la gracia y verdad vinieron por medio de Jesucristo» (Juan 1: 17). Así como previamente, Dios nos dio revelación del pecado a través de la Ley de Moisés, Dios mismo encarnándose en hombre, y por su obra perfecta y suficiente en la cruz, cumpliendo la Ley en Sí mismo, nos bendijo con la gracia obrando para salvación para cada uno de los que estamos dispuestos de verdad a creer y a recibir el beneficio de Su obra en esa cruz y Su resurrección de los muertos:

«...a todos los que le recibieron, a los que creen en su nombre, les dio potestad de ser hechos hijos de Dios» (Juan 1:12).

Este es el Evangelio de la gracia. ¡Salvación, vida eterna, restitución a la posición original cuando fuimos creados (cuando Cristo se manifieste – Col. 3: 4), vida en abundancia…y lo más maravilloso y bienaventurado de todo ello: ¡Ver a Dios! Esta es la promesa: «Bienaventurados los de limpio corazón, porque ellos verán a Dios« (Mateo 5:8). Por eso, de forma muy explícita, la Biblia resume: «Concluimos, pues, que el hombre es justificado por fe sin las obras de la ley« (Romanos 3:28).
Recibiendo a Jesucristo en nuestro corazón, recibimos el cumplimiento perfecto de la Ley de Dios.

Jesús escogió hacerse hombre y morir por nosotros

Los primeros cristianos tenían fe en la Divinidad de Cristo. Esto es un mentís a quienes pretenden que el elemento cristológico se fue formando en los siete concilios posteriores al primero de Nicea (325). Eusebio de Cesarea, en el año 314 de nuestra era, once años antes del primer Concilio de Nicea, ya declaraba así: «Cristo es adorado como Dios por ser el Verbo Divino preexistente, anterior a todos los siglos, habiendo recibido del Padre el honor de ser objeto de veneración» (Historia Eclesiástica cap.3,v.19b). Esta fue la fe tradicional, bíblica, desde los días de los apóstoles hasta hoy (y será, porque Dios no cambia).

Declaraciones semejantes hallamos en los documentos más antiguos de los llamados padres pre-nicenos. Lo que los concilios post-nicenos hicieron en cuanto a la Persona de Jesucristo, fue ratificar lo anteriormente emitido por la Biblia y por los escritores anteriores, dándoles el rango de creencias o dogmas aprobados por los obispos cristianos, pero nada inventaron acerca de la Persona de Jesucristo que no estuviera declarado ya en los escritos apostólicos del Nuevo Testamento y en los documentos de los más antiguos autores cristianos que les siguieron.

Un ejemplo de ello lo tenemos en la persona de Ireneo, discípulo de Policarpo, el cual lo fue del apóstol San Juan. Este Ireneo en el siglo II, dice textualmente: «Dios se hizo hombre, y el mismo Señor nos salvó…» ¡El Rey del universo dejó su Majestad para convertirse en un hombre porque nos amaba!, pero, ¿por qué realmente decidió hacerlo?

Jesucristo es la obra de amor de Dios. El es la manifestación de la reconciliación entre Dios mismo y todos nosotros: «Dios estaba en Cristo reconciliando consigo al mundo, no tomándoles en cuenta a los hombres sus pecados…» (2 Corintios 5: 19)

Dios, porque nos ama, quiere salvarnos. El envió a Su Hijo Unigénito a morir, a derramar Su sangre justa por nosotros los injustos ¿Por qué?: Porque la paga del pecado es muerte… Alguien justo debía morir por los injustos (toda la humanidad). No habiendo nadie justo en la Tierra, el Hijo se hizo hombre. Ese era el plan de salvación que ya estaba previsto desde antes de la fundación del mundo, (1ª Pedro 1:20).

Jesús podía ser aquel cordero sin mancha ni defecto que se ofrecía en sacrificio cada día dos veces al día por los pecados de la nación de Israel (Éxodo 29: 38,39), aunque Este sólo debía darse a sí mismo una sola vez y para siempre por los pecados de toda la humanidad (He. 10:12). «Si andamos en luz, como él está en luz, tenemos comunión unos con otros, y la sangre de Jesucristo su Hijo nos limpia de todo pecado« (1 Juan 1:7)

¿Por qué el derramamiento de sangre?, porque: «…sin derramamiento de sangre no se hace remisión« (Hebreos 9: 22). Cristo derramó su sangre cumpliendo así la exigencia de justicia de un Dios Justo: El resultado del pecado es la muerte.

Cuando el Juez se hace reo

De todos modos, fue el mismo Juez quien se hizo reo por nosotros, los reos. La condenación eterna es la separación eterna de Dios, fuente de vida. Es un sufrimiento y tormento tan grande que no se puede explicar con palabras y dura toda la eternidad. Cristo pagó el precio de nuestro rescate con Su sangre. Esa es la salvación. ¿Se entiende ya que no se puede conseguir esto con nuestros solos esfuerzos?

La salvación es un don gratuito. Un regalo.

En el plan de Dios para la redención del hombre estaba el que El mismo, en la Persona del Hijo, se hiciera hombre, con la diferencia de ser sin pecado. Jesús no participó de nuestra naturaleza caída, por eso el apóstol San Pablo en 1 de Corintios 15 le llama «el segundo Adán». Esa condición de pureza total le permitía ser nuestro substituto a la hora de morir por nosotros.

Para cumplir con la demanda de justicia de Dios, alguien tenía que morir. Para dar su vida por los demás, ese «alguien» no podía ser cualquier pecador, ya que todo pecador, por ley, debía morir a causa de sus propios pecados, por lo tanto, ese «alguien» debía ser sin pecado.

Todo pecador, por la Ley, debía morir a causa de sus propios pecados; por lo tanto ningún pecador podía morir por otro pecador; sólo Cristo, por no tener pecado, podía morir por todos nosotros, pecadores.

Ya en el Antiguo Testamento, una vez al año el sumo sacerdote sacrificaba un animal por los pecados del pueblo. Este animal era sin mancha ni defecto, simbolizando que el que iba a morir por la humanidad entera, también había de ser sin manchaPorque también Cristo padeció una sola vez por los pecados, el Justo por los injustos, para llevarnos a Dios» (1 Pedro 3: 18). El Justo era Cristo, los injustos, todos nosotros.

Jesús llegó a ser una ofrenda sin pecado, apta para ser recibida por Dios. El dio su vida y derramó su sangre una vez y para siempre (Hebreos 10: 12) para que todo el que cree en Él y confiesa que Él es el Señor de su vida, no muera como consecuencia de su pecado.

La mujer adúltera

Es interesante el pasaje de la mujer adúltera de Juan 8: 2-11. Cuando los fariseos buscaban ocasión contra Jesús para acusarle y tentarle, Jesús supo que responderles porque sabía quien era Él y a lo que había venido al mundo. Por justicia, aquella mujer sorprendida en adulterio debía morir según la Ley Mosaica. No obstante, ninguno de los allí presentes podía constituirse como juez y verdugo porque como les indicó el Señor: «Quien esté libre de pecado, que sea el primero en arrojar la piedra contra ella».

El único que tenía el derecho y la responsabilidad de hacerlo era el propio Jesús, porque era el único sin pecado de entre todos. Pero, ¿por qué no lo hizo si debiera haberlo hecho? ¿Por qué, dirigiéndose a la mujer adúltera, le dijo: «Yo no te condeno, vete y no peques más»? ¿Por una misericordia sin el respaldo de la justicia?

La respuesta es, porque en un poco de tiempo, el pago por el pecado de esa mujer lo iba a realizar Él mismo en la cruz del Calvario. Por eso dice la Biblia que la Ley se cumple en Jesucristo, en Jesucristo crucificado. Él cumplió toda la demanda de justicia de la Ley de Dios en la cruz del Calvario.

Cristo cumplió toda la demanda de justicia de la Ley de Dios en la cruz del Calvario. Recibiéndole, recibimos Su justicia.

Por todo ello, podemos dirigirnos con confianza a Dios para que, al igual que ocurrió con la mujer sorprendida en adulterio, acudamos a Dios con confianza de recibir Su perdón y salvación por los méritos de Su Hijo en la cruz. Por esa razón el apóstol San Pablo pudo escribir así a los Corintios: «Reconciliaos con Dios, al que no conoció pecado (Cristo), por nosotros lo hizo pecado, para que nosotros fuésemos hechos justicia de Dios en Él« (2ª Corintios 5:20, 21).

¿Quién es hijo de Dios?

Hoy en día se oye por ahí que todos los hombres somos hijos de Dios. Sin embargo, eso no es cierto. Todos somos criaturas de Dios, pero no todos son hijos de Dios. El hijo de Dios lo es por adopción (Romanos 8:15). De no ser por Cristo, nadie podría ser hijo. Es por recibir a Cristo que somos constituidos hijos de Dios, sólo por eso (Juan 1:12; Romanos 8:14-17; Gálatas 4: 4-7).

La obra del Espíritu Santo

¿Quién limpia el corazón? ¿Nosotros?, acordémonos de la jarra de agua sucia, que cómo añadiendo más agua no se podía limpiar ¡Es el Espíritu Santo Quien nos regenera y nos limpia por creer en Jesucristo!:

«Si alguno tiene sed, venga a mí y beba. El que cree en mí, como dice la Escritura, de su interior correrán ríos de agua viva. Esto dijo del Espíritu que habían de recibir los que creyesen en El…» (Juan 7:37-39).

«Pero cuando se manifestó la bondad de Dios nuestro Salvador, y su amor para con lo hombres, nos salvó, no por obras de justicia que nosotros hubiéramos hecho, sino por su misericordia, por el lavamiento de la regeneración y la renovación del Espíritu Santo« (Tito 3: 4,5).

¿Como cristianos, deberíamos tener la seguridad de la salvación?

Cuando se pregunta a mucha gente que se dice creyente sobre la seguridad de su salvación, muchos contestan que no la tienen.
¿Deberíamos saber que somos salvos, si somos salvos? La respuesta es un rotundo: . ¿Está eso en la Biblia?: . Veamos, «El Espíritu (Santo) mismo da testimonio a nuestro espíritu de que somos hijos de Dios» (Romanos 8:16).

Cuando Justino, antiguo filósofo pagano convertido a Cristo fue presentado ante el procónsul romano y pagano Rufus, éste le preguntó: «¿Supones que si te enviara a los leones o mandara cortar tu cabeza irías a un lugar donde serías honrado y recompensado?». La contestación de Justino fue tajante: «No lo supongo. Lo sé, y estoy absolutamente seguro de ello».

Esta firmeza sin titubeos de aquellos primeros cristianos que vivieron más cerca de los orígenes del cristianismo ha de desafiar a muchos acerca de la fe ciertísima en la salvación que Cristo ha logrado para cada uno de los que creen de verdad en El. Esos primeros cristianos estaban seguros de su salvación porque creían en el Salvador.

Hoy en día, de igual manera, muchas personas en todo el mundo sabemos que somos salvos porque El nos salvó. ¿Y Vd.? El apóstol Pablo exclamó: «…yo sé a Quién he creído, y estoy seguro que es poderoso para guardar mi depósito para aquel día« (2 Timoteo 1: 12).

¡Nacer de nuevo!

Cuando uno «nace de nuevo» (Juan 3:3), se cumplen estas palabras maravillosas:

«Pues no habéis recibido el espíritu de esclavitud para estar otra vez en temor, sino que habéis recibido el espíritu de adopción, por el cual clamamos:¡Abba, Padre! El Espíritu mismo (el Espíritu Santo), da testimonio a nuestro espíritu, de que somos hijos de Dios« (Romanos 8:15, 16).

Así que, cuando uno es salvo, lo sabe (Romanos 8:16). ¿Tiene Vd. la libertad de llamar a Dios «Papaíto», que es lo que quiere decir «Abba»? La persona salva tiene esa libertad. Ésta, sólo la da Dios por Su Espíritu a aquel que cree.

Leemos en Efesios: «En Él (Cristo), también vosotros, habiendo oído la palabra de verdad, el evangelio de vuestra salvación, y habiendo creído en él, fuisteis sellados con el Espíritu Santo de la promesa, que es las arras de nuestra herencia hasta la redención de la posesión adquirida, para alabanza de su gloria» (Efesios 1: 13, 14).

Dice la Biblia que la salvación es un don de Dios que se obtiene por pura gracia mediante la fe en Cristo Jesús a quien le acepta como único y suficiente Salvador personal: «Porque de tal manera amó Dios al mundo, que ha dado a Su Hijo Unigénito para que todo aquel que en El cree, no se pierda, mas tenga vida eterna» (Juan 3:16).

La verdad, en la Biblia

La Palabra de Dios nos enseña que recibimos la salvación por la fe en la obra de Cristo en la cruz. La Biblia sólo hace mención de que Jesús instituyó dos ordenanzas, para que fuesen practicadas por sus seguidores: El Bautismo y la Cena del Señor o Eucaristía. Ninguna de esas ordenanzas salvan por sí mismas ni tampoco son canales de salvación.

No es lo mismo ordenanza que sacramento. Una ordenanza es un mandato, y se realiza por obediencia, según vemos en la Palabra de Dios. En cambio, de un pretendido sacramento, se espera una gracia salvífica que no es real, ya que la salvación, tal como está escrito en la Palabra, es un don gratuito e inmerecido, un regalo, de parte de Dios para cada hombre y mujer que se arrepiente y cree en el Señor Jesús.

No nos salvamos por realizar actos preconcebidos, obedeciendo a leyes y mandamientos de hombres, que a imitación de la Ley del Antiguo Testamento, intentan, sin conseguirlo, aportar alguna gracia redentora. Del mismo modo, no nos salvamos por obedecer dogmas que nos ligan de por vida a una iglesia o institución determinada y consecuentemente, nos alejan de lo claramente expresado por el Señor en Su Palabra.

Antes obedeceremos lo que El dice. La Biblia es muy clara al respecto: «Porque por gracia sois salvos, por medio de la fe; y esto no de vosotros, pues es don de Dios; no por obras, para que nadie se gloríe» (Efesios 2:8,9).

Analicemos estos dos versículos: «Porque por gracia sois salvos…»: La gracia de Dios es el poder de Dios manifestado por amor y como resultado de su misericordia a cada ser humano. Así que, somos salvos, es decir, rescatados de la perdición eterna, por el poder (dunamis) de Dios. La salvación es un acto de Dios.

«…por medio de la fe«: ¿Como recibimos el beneficio del poder de Dios para salvarnos? Respuesta: «a través de la fe».

«Justificados, pues, por la fe, tenemos paz para con Dios por medio de nuestro Señor Jesucristo» (Romanos 5:1).

La fe es el canal por el cual recibimos la salvación que opera la gracia (poder + misericordia) de Dios.

«…y esto no de vosotros, pues es don de Dios«: Esta salvación no la podemos conseguir nosotros por esfuerzos propios o personales, es un regalo de Dios. Los regalos no se compran, se reciben. No hay que hacer nada para recibir un regalo, sólo recibirlo con gratitud. Así es la salvación, un regalo de Dios a todo aquel que cree.

«…no por obras, para que nadie se gloríe»: Si es por fe, ya no es por obras, ¿no es cierto?: «Pero cuando se manifestó la bondad de Dios nuestro Salvador, y su amor para con lo hombres, nos salvó, no por obras de justicia que nosotros hubiéramos hecho, sino por su misericordia, por el lavamiento de la regeneración y la renovación del Espíritu Santo» (Tito 3: 4,5).

«Concluimos, pues, que el hombre es justificado por fe sin las obras de la ley» (Romanos 3: 28).

Gracias a la muerte de Jesús y al derramamiento de su sangre, nosotros somos o estamos:

  • Perdonados (Efesios 1: 7)
  • Con conciencias limpias (Hebreos 9: 14)
  • Continuamente purificados de pecados si caminamos cubiertos por Su sangre (1Jn1:7)
  • Hechos completamente justos ante los ojos de Dios (2 Corintios 5: 21)
  • Hechos santos y apartados para Dios (Hebreos 10: 19)
  • Aceptos para entrar en la presencia de Dios (Hebreos 10: 19)
  • En victoria frente a las asechanzas del diablo (Apocalipsis 12: 11).

El carácter, el fruto y las obras

El carácter

Si Dios nos ha salvado, deberá verse esa salvación con una transformación creciente de nuestro carácter, al carácter de Jesús. Ese carácter en vía de transformación, demostrará nuestra conversión, ya que no lo producimos nosotros, sino que es el «fruto» del Espíritu Santo a través de nosotros.

La cuestión estriba en saber y entender que Dios está más interesado en lo que somos para Él, que en lo que podemos hacer para Él. Dios lo puede hacer todo Él mismo, pero decidió crearnos libres, para que libremente decidamos amarle y agradarle. Por eso:

¡Necesitamos la renovación del Espíritu Santo!

Dijo el apóstol Pablo a Tito, su discípulo: «Nos salvó, no por obras de justicia que nosotros hubiéramos hecho, sino por el lavamiento de la regeneración y la renovación del Espíritu Santo, el cual derramó en nosotros abundantemente por Jesucristo nuestro Salvador» (Tito 3: 5, 6)

El fruto

Así como nos arrepentimos de intención y de palabra, el verdadero arrepentimiento que nos lleva a conversión, se verá en nuestras acciones; y más aún, en nuestros frutos. En Lucas 3: 8, Juan el Bautista lo dejó muy claro a todos aquellos que deseaban ser bautizados:
«Haced frutos dignos de arrepentimiento«.

Igualmente Pablo, en Hechos 26: 20, dice que aquellos que se arrepienten, deben volverse a Dios haciendo obras dignas de arrepentimiento. Estas «obras dignas de arrepentimiento» es el fruto nuevo en la vida del convertido. Aquí está hablando de que ese arrepentimiento se ha de ver en un cambio real en la vida del creyente.

Un verdadero arrepentimiento será evidente en nuestro cambio de estilo de vida. Evidente como nos lo relata Hechos 19: 18-19,

«Muchos de los que habían creído venían, confesando y dando cuenta de sus hechos. Asimismo, muchos de los que habían practicado la magia, trajeron los libros y los quemaron delante de todos; hecha la cuenta de su precio, hallaron que era de cincuenta mil piezas de plata».

No sólo habían creído y confesado, sino que hicieron algo: Hicieron las «obras dignas de arrepentimiento» que mencionó el apóstol Pablo. Este es nuestro ejemplo a seguir.

Otro ejemplo a seguir nos viene también en la Biblia, en Lucas 19: 1-10. La historia de Zaqueo. El fruto de arrepentimiento fue evidente en la vida de Zaqueo (Lc. 19), ya que él restituyó todo lo que había estado estafando hasta cuatro veces, y además dio la mitad de sus posesiones a los pobres. Este tipo de obras, el fruto del arrepentimiento, garantiza y demuestra que ese arrepentimiento no ha sido una simple emoción pasajera, sino que ha sido auténtico, y nos permite tener una plenitud de vida nueva en Cristo.

Las obras

La religión enseña que las obras son indispensables para obtener la salvación. Sin embargo, para hacer las obras de Dios requerimos la gracia de Dios; y ninguna obra podrá ser agradable a Dios si no es hecha mediante Su dirección y Su gracia.

Esta conclusión es verdadera, vemos que la Biblia nos enseña que nuestras propias obras bien intencionadas por sí mismas no son agradables a Dios. Veámoslo de nuevo: «Si bien todos nosotros somos como suciedad, y todas nuestras justicias como trapo de inmundicia; y caímos todos nosotros como la hoja, y nuestras maldades nos llevaron como viento» (Isaías 64: 6).

Si para obtener la salvación nos es indispensable hacer las obras de Dios, y para ello es indispensable Su gracia, ¿Cómo podemos tener Su gracia si no somos salvos? En otras palabras, si no somos salvos, Dios no nos da Su gracia para hacer Sus obras. La conclusión es sencilla: Cuando ya somos salvos, entonces obtenemos de Dios la gracia para hacer Sus obras. ¡Diáfano!

Llegados a este punto, me gustaría aclarar que las obras, aunque no nos salvan, sí manifiestan que esa fe de la que hacemos mención es auténtica. Las buenas obras según Dios, son el fruto y la manifestación de la salvación que hemos obtenido de Cristo Jesús.

Hacemos buenas obras no para ser salvos, sino porque somos salvos.

Por amor a El, y en obediencia a Sus preceptos hacemos lo que El ordena en Su Palabra. Todo verdadero cristiano manifestará obras. Las «obras que Dios preparó de antemano para que anduviésemos en ellas» (Efesios 2:10). Estas son parte del plan de Dios para cada uno, porque el cristiano ya no se pertenece a sí mismo, sino que ha sido comprado por precio: La sangre de Cristo, y pertenece a El.

En Juan 14: 15, leemos «Si me amáis, guardar mis mandamientos«, y sus mandamientos, no son sólo el Decálogo, sino todo lo que está escrito en la Palabra de Dios. Guardar Sus mandamientos significa poner en práctica todo lo que El nos ha dicho.

El Espíritu Santo, nos guiará a esas obras, porque una vez convertidos a Cristo, deseamos hacer la voluntad de Cristo. El Espíritu Santo, obra en nosotros, y a través de nosotros, dándonos la gracia, las ganas, el sentir, la convicción, el deseo, las fuerzas, y todo lo necesario para hacer esas obras que le dan a Dios toda la gloria y alabanza.

Ahora bien, ningún mérito personal hay que buscar en esas obras. Jesús dijo algo muy interesante e importante que nos ayudará a no enorgullecernos de nada que hagamos para Dios, ni de creernos dignos o meritorios en este sentido:»Así vosotros, cuando hayáis hecho todo lo que os ha sido ordenado, decid: Siervos inútiles somos, pues lo que debíamos hacer, hicimos» (Lucas 17: 10).

Todo el mérito debe ser de Dios. Toda la gloria es para El. Así que, ningún mérito personal nos atribuiremos a esas obras preparadas de antemano por Dios. Es así de modo que se cumpla la palabra: «Porque de El, y por El, y para El, son todas las cosas. A El sea la gloria por los siglos. Amén« (Romanos 11:36).

Así pues, nadie puede ser santo a sus propias expensas, es Dios quien santifica. Las obras no nos salvan ni nos hacen santos y aceptos a Dios; sólo Cristo y el beneficio de Su obra en nosotros, nos salva, nos santifica y nos hace aceptos a Dios.

Fe y obras

Ya hemos visto que las obras de Dios son el fruto consecuente de una verdadera fe. Sin aquellas, vana es ésta. Inútil es ésta, o dicho de otro modo, esa pretendida fe sólo lo es superficialmente; quizás una fe intelectual, pero no una fe que haya sido dada por el Espíritu Santo, es decir, la fe salvífica dada al individuo por Dios.

Como explica Santiago en su Epístola, «la fe sin obras, es fe muerta« (Santiago 2:26), porque la verdadera fe se muestra por las obras según Dios. No se trata de obras piadosas, bien intencionadas, dirigidas por la voluntad humana tan sólo; fruto del esfuerzo humano personal. Se trata de aquellas obras inspiradas, fruto y guía del Espíritu Santo, cuyo ejemplo lo tenemos en la propia Palabra de Dios. El mismo Espíritu Santo, del cual nuestro cuerpo es templo (1ª Corintios 6:19,20), nos guía y guiará a ellas según la voluntad de Dios, no según nuestra propia voluntad.

El mismo apóstol Santiago nos dice con cierta ironía en su epístola: «Tu crees que Dios es uno; bien haces. También los demonios creen, y tiemblan» (Santiago 2:19).

Toda pretendida fe, debe ser probada por un fruto u obras que, o bien la confirmarán, o bien la negarán. El ejemplo de los demonios que creen en Dios es un buen ejemplo, porque los demonios saben que Dios existe, pero no le obedecen por amor, sino por obligación. Decir: «Yo creo que Dios existe» o «Yo creo en Dios», no implica necesariamente una fe viva y salvífica; los demonios también lo creen…¡y así les va! La diferencia estriba en, no en saber que Dios existe, sino en conocerle.

Conocer a Dios

El conocimiento personal de Dios, consecuencia de Su revelación al individuo, y la consiguiente relación personal entre Dios y el creyente, hacen la diferencia. He aquí un ejemplo:

Yo sé que hay un rey de España, Juan Carlos, pero no le conozco personalmente. Hay muchas y muchas personas en este país que saben que hay un Dios (muchas se definen como católicas), pero nunca han tenido un encuentro personal y real con Dios; están igual que yo respecto a Juan Carlos I. No basta con creer en la existencia de Dios, ¡hay que conocerle de forma personal, tener verdadero trato personal con El! Cuando se experimenta de forma real y personal el toque de Dios gracias a Cristo Jesús, la vida ya no puede Ser la misma que solía ser.

Dios quiere que le amemos de verdad.

En realidad todo lo que tiene que ver con la vida cristiana debe estar basado en el amor a Dios; amor que es auténtico, porque conocer a Dios, es amarle. Por eso, sólo podremos amar a nuestro Padre Celestial si le conocemos. Nadie puede amar a quien no conoce y Dios es Persona, por lo tanto debemos buscarle con todo nuestro corazón. El mandamiento principal es: «Amarás a Dios con todo tu corazón, con toda tu mente y con todas tus fuerzas». Conociendo a Dios se ama a Dios. Buscándole en Su Palabra y en oración se conoce a Dios, y como resultado lógico se le ama, porque conocerle es amarle.

La salvación se ha de manifestar

Dice la Biblia que el que es salvo por Cristo Jesús, lo es, en espera de que esa salvación se manifieste por completo, y así será, en el tiempo final. El apóstol Pedro así lo enseña:

«Bendito el Dios y Padre de nuestro Señor Jesucristo, que según su grande misericordia nos hizo renacer para una esperanza viva, por la resurrección de Jesucristo de los muertos, para una herencia incorruptible, incontaminada e inmarcesible, reservada en los cielos para vosotros, que sois guardados por el poder de Dios mediante la fe, para alcanzar la salvación que está preparada para ser manifestada en el tiempo postrero» (1 Pedro 1: 3-5)

Ahora ya somos salvos, pero todavía no se ha manifestado esa salvación del todo, en el sentido de ser manifestados en gloria. Eso ocurrirá cuando Cristo Jesús se manifieste (ver 1 Ts. 4: 13-18)

«Cuando Cristo, vuestra vida, se manifieste, entonces vosotros también seréis manifestados con él en gloria» (Colosenses 3: 4)

Resumen

La salvación no es por méritos personales, sino por la fe (Romanos 5: 1). Es por gracia, por medio de la fe (Efesios 2: 8). La verdadera fe no consiste en repetir de carretilla el Credo, ni en aceptar intelectualmente tal o cual creencia, la fe que salva consiste en creer y recibir a Cristo (Juan 1: 12). Consiste en reconocer que Cristo Jesús es el Hijo de Dios, que vino al mundo para salvar a los pecadores, y que siendo yo un pecador, murió en la cruz por mí; es decir, en vez de mí.

Yo acepto como mío Su sacrificio, y reconociéndome pecador, me aplico a mí mismo el sacrificio que El hizo. Entonces Dios no me mira tal como soy, sino a través de Su Hijo amado; me ve como si yo fuera justo, aunque por mí mismo, no lo sea. Es decir, que aunque no soy justo, estoy justificado delante de Dios por medio de Cristo que sí es justo:

«Justificados pues por la fe, tenemos paz para con Dios por medio de nuestro Señor Jesucristo» (Romanos 5:1).

Creer implica que uno se pone enteramente en las manos del Señor confiando absolutamente en El, aceptando como verdad lo que El nos ha dicho acerca de Dios, de la Vida eterna, de nosotros mismos, y obedeciendo los mandamientos que El nos ha dado y se encuentran en Su Palabra (Juan 15: 4).

Amado lector

Esta es una oración que puede dirigir al Señor para que le perdone sus pecados y le haga nacer de nuevo:

«Señor, me arrepiento de mis pecados; de mi vida egoísta y cómoda; te pido perdón por no haberte buscado con todo mi corazón y haberme conformado con una simple religiosidad. ¡Te entrego hoy mi vida!. Creo en Jesucristo, Tu Hijo, y conforme a tu Palabra, le recibo en mi vida como mi Salvador personal y mi Señor; y con Él, el Espíritu Santo y el don de la vida eterna. Gracias por tu amor y tu salvación; te amo, Padre. En el nombre de Jesús. Amén».

Habiendo hecho esta oración de corazón, tenga la seguridad de que Dios va a responder. El le ama y sólo quiere lo mejor para usted.

Espero que esta enseñanza, le pueda haber ayudado a acercarse más al verdadero Dios, dándole más luz.

Bendiciones.